La Argentina siempre fue Mundial
MOSCU, Rusia.– A cuarenta exactos años de Argentina 78 tienta pensar que solo las dictaduras usan el fútbol. Que solo un demonio como Videla gritó goles para tapar crímenes. En tiempos democráticos y del llamado "soft power", Rusia, como ya lo hizo Brasil, celebra los Juegos Olímpicos y el Mundial. Las Olimpíadas invernales de Sochi 2014, sin embargo, terminaron en búmeran cuando Estados Unidos protegió a un testigo clave y asoció al deporte ruso con el doping de Estado. "Puede ser que ahora quieran denigrar otra vez nuestra imagen –me dice un funcionario ruso–, pero confiamos en lo que verán los hinchas, porque también ellos son la opinión pública". Vladimir Putin es el nuevo demonio. Envenena a exespías en Gran Bretaña y mata a periodistas en Ucrania. El funcionario me cuenta un chiste sobre un Putin acosado ante las preguntas de los periodistas. "No fui yo, porque si hubiese sido yo –les responde Putin– estarían muertos en serio".
La Europa occidental, temerosa, envió menos gente y Rusia 2018 es hoy una fiesta dominada por hinchas del Tercer Mundo. Algunos medios rusos hablan de una policía "artificialmente" más relajada. El activista gay Anton Krasovski destaca una Moscú cosmopolita, "principal ciudad en la tierra" en días de Mundial. Y Vladimir Pozner, uno de los periodistas más influyentes, se sorprende porque, a diferencia de los Juegos de Sochi, la prensa internacional, siempre supercrítica con Rusia, publica artículos positivos. Es la Rusia de Vladimir Putin. La que, como dicen sus críticos, liquidó al Partido Comunista y vende como souvenir a diez dólares en la Plaza Izmailova las Medallas de la Orden de Lenin, pero no liquidó al KGB. Es la Rusia que, con su selección incluida, vive su Mundial por una avenida feliz.
No es ese sin embargo el camino de la selección argentina, víctima de espionaje, de "¿teléfonos intervenidos?", como se preguntó ayer Javier Mascherano . Las burlas y alusiones en estos días de debacle de los ministros del gobierno israelí Avigdor Liberman y Miri Regev alimentan la pista del Mossad como represalia por aquel partido cancelado de Jerusalén, impulsado por un gobierno que hoy elige mirar hacia otro lado. ¿Típica exageración argentina como aquella de la CIA contra Diego Maradona en USA ’94? Como sea, remite justamente al Mundial ’78, cuando la selección argentina concentraba rodeada de marinos que por la noche iban a la prisión clandestina de la ESMA. El apuntado central no es hoy Diego Maradona, sino Lionel Messi . Demasiadas filtraciones en pleno Mundial. Tormenta perfecta y no por el KGB . "¿Casualidades permanentes?".
La crisis estalló el jueves pasado en Nihzni Nóvgorod. La ciudad que durante largas décadas llevó el nombre del escritor Maximo Gorki, favorito inicialmente de la Revolución de Octubre, luego duro crítico, siempre desconfiado sobre el rol del campesinado porque él creció entre ellos. "Se lanzaban salvajes alaridos entre sí. Eran aterradores, y parecían dispuestos a destruir la misma iglesia donde la noche antes se habían reunido humildes y mansos, como un rebaño de ovejas". Hablaba de campesinos que acababan de golpear a una mujer. Podría corresponderle a cierta prensa de hoy. Así las cosas, difícil ser optimista. En el ’78, dictadura al margen, César Menotti era líder claro de un proyecto llamado selección, hoy otra vez apedreado, punto más crítico si pudiéramos hablar solo de fútbol. El juego decisivo de mañana será en San Petersburgo. Bella y ostentosa, la describían sus críticos. "Puro engaño y vanidad".
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