Scaloni, DT de la selección hasta Qatar 2022: la trama de una decisión que sembró Messi y cosecharon Tapia y Menotti
El fútbol suele ser vertiginoso en la cancha y en los escritorios. Veinte días atrás, Lionel Scaloni transitaba sus peores horas como entrenador de la selección argentina. Un círculo de 23 futbolistas lo interpelaba, molesto por una filtración a la prensa que el plantel adjudicaba al entrenador: el detalle de los cambios que haría en el equipo para jugar ante Paraguay, que incluían las salidas de Sergio Agüero y Ángel Di María. Al frente del reclamo, el capitán: Lionel Messi quería saber por qué los medios informaban algo que ellos todavía desconocían… El salto en el tiempo muestra el gesto distendido de los mismos protagonistas: Messi se relaja en el Caribe, Scaloni anduvo por Pujato, su tierra santafesina. Los dos saben que volverán a encontrarse, ahora que aquellas diferencias se redujeron a una anécdota: es que la AFA decidió que el ciclo del entrenador, que empezó hace un año, abarque también las próximas eliminatorias. Entonces, por fin, el DT podrá dejar de sentirse un interino.
La venia de Messi, traducida en palabras públicas en el final del recorrido de la selección en la Copa América, no pasó inadvertida para Claudio Tapia y César Luis Menotti. El jueves, en la reunión que mantuvieron en la sede de la calle Viamonte, el presidente y el Director de Selecciones acordaron ofrecerle la continuidad a Scaloni más allá de diciembre, cuando vence su contrato. La próxima semana, cuando se reúnan los tres en Ezeiza, avanzarán sobre la planificación, que incluye seis amistosos para lo que resta del año, pero ya no figurará la palabra continuidad sobre la mesa. Es cosa juzgada.
Los contratos del técnico y sus colaboradores, entonces, deberá ser ampliado una vez que se presente la novedad en el Comité Ejecutivo de la AFA: si Argentina se clasifica al Mundial de Qatar, se extenderá hasta fines de 2022, ya que el torneo se disputará entre noviembre y diciembre de ese año. El decidido apoyo de Messi al entrenador durante el transcurso de la Copa América había sido la semilla que sembró la noticia, cosechada ahora.
Menotti -que había recibido varios cuestionamientos por no estar junto con el equipo en Brasil- se mostró conforme con la evolución de la selección en su excursión por tierras brasileñas e hizo ahora una apuesta para que el joven entrenador se mantuviera en el cargo. La lectura que hizo junto a Tapia parece dar un vuelco contundente respecto de sus evaluaciones anteriores a la Copa: Menotti no incluía a Scaloni en sus planes futuros, según dejaba saber con gente de su confianza. Declamaciones de Scaloni como "prefiero el juego directo" y planteos como el que había diseñado para enfrentar a Venezuela en marzo no eran de su gusto futbolístico. "No sé a qué quiso jugar la selección", lo cruzó en aquellos días agitados. Se reunían entre poco y nada: alguna charla en Ezeiza, en los días previos a la Copa, algún café en Recoleta, adonde Menotti llegó a citar al cuerpo técnico para evitarse el traslado hasta el predio. Y nula comunicación en los días que duró el torneo, uno en Buenos Aires y los otros girando por Brasil.
¿Por qué el cambio? En principio, el veterano exentrenador considera –con lógica– que no es bueno para el proyecto de la selección que quien esté al frente sea ratificado cada seis meses. "Hay que darle un marco de tranquilidad, que sepa desde ahora que será el técnico de las eliminatorias", confió en privado. Pero además leyó algunas señales que consideró positivas: vio un progreso en el equipo con el correr de los partidos de la Copa, consideró las muestras de respaldo de los jugadores y, además, observó que el núcleo que acompaña a Scaloni (Aimar-Samuel-Ayala) es de una jerarquía que impone respeto en el plantel y complementa el trabajo de la cara principal del cuerpo técnico. ¿Suficiente para girar sobre su eje y decirle a Tapia que está de acuerdo con la fórmula "Scaloni – Qatar 2022"? Aunque parezca mentira.
Todavía en Brasil, Tapia ya le había confirmado a Scaloni que seguiría hasta diciembre. Incluso antes de la semifinal –que terminó en derrota por 2-0 contra el local y un escándalo montado alrededor del mal uso del VAR–, el presidente ya hacía saber que estaba conforme con el trabajo del DT. El presidente, que vivió todo el mes con el plantel –no faltó a ningún entrenamiento, incluso–, leyó en vivo la dinámica entre jugadores y cuerpo técnico, que fueron de aquella mini crisis a un aplauso final. Las vibraciones definitivas de San Pablo, con elogios cruzados, lo convencieron de que debía ratificar a Scaloni: jugadorista por definición, Tapia valora más esas relaciones que la inexperiencia del técnico.
"Ya no estoy más a prueba. Soy otro entrenador", se plantó Scaloni antes del partido contra Chile. La noche anterior a esa expresión de autoconfianza había recibido la palmada de Tapia en su hombro: se sabía seguro en su puesto. Y después del partido, incluso en medio de las esquirlas por la polémica expulsión de la que fue objeto, Messi también fue enfático en su apoyo. "Que el técnico siga hasta diciembre, por lo menos, da tranquilidad. Y también a los chicos que hoy por hoy están viniendo. Es bueno para seguir creciendo", había dicho el capitán. Esa frase se pareció a una sentencia.
Faltaba, en todo caso, saber qué postura tomaría Menotti, el más crítico dentro de este esquema sobre las aptitudes de Scaloni. "Los cambios hay que producirlos desde adentro", razonó ahora, cuando podía suponerse que iba a hacerse a un costado. Su repentino apoyo, en todo caso, es la única sorpresa de esta trama. Y la única manera de mantenerse arriba del barco de la selección. El que capitanea Messi y que tendrá a Scaloni a bordo, tal vez, por tres años y medio más. Conclusiones que la rueda del fútbol puede regalar, de un día para otro.
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