Opinión. La final de la Liga se jugaría en una cajita de zapatos
La gran final de la Liga Nacional ya tiene una sede: el polideportivo marplatense, con capacidad para 9000 espectadores, donde Peñarol actúa como local. Un escenario adecuado por su modernidad y comodidad. La otra sede, la del contrincante, puede conocerse hoy en Paraná (4° partido entre Sionista y Atenas) o el domingo venidero en Córdoba (5° y decisivo juego).
Con la serie 2 a 1 a favor de los paranaenses, queda claro que si esta noche triunfa Sionista, el otro estadio de la final tendrá capacidad para 1400 personas. Sí, tal cual lo leyó. Se jugaría en una cajita de zapatos , con accesos incómodos, vestuarios pequeños y una estructura deficitaria de tribunas. Sacando porcentajes, ese galpón tiene casi el 15% de la capacidad del Polideportivo. En cambio, si hoy y el domingo gana Atenas, la final disfrutará del espectacular marco del Orfeo cordobés, que puede albergar 12.000 personas. Un estadio que lució repleto en las finales del año pasado y fue uno de los orgullos de los dirigentes de la Liga.
Cabe una pregunta, entonces: ¿puede permitirse semejante nivel de variabilidad para el máximo acontecimiento de la Liga Nacional? No, evidentemente no. Sin embargo, los directivos de la Asociación de Clubes no pueden hacer nada (rogar que gane Atenas, en todo caso), porque el reglamento ampara a Sionista. Así como amparó a Boca hace dos años, cuando jugó la final con Peñarol en la Bombonerita. Lo malo es que, pese a que existió aquel antecedente del reducido estadio xeneize y la posibilidad de compararlo con la fiesta del año pasado, cuando el Polideportivo y el Orfeo albergaron unas 60.000 personas en seis noches, a nadie se le ocurrió cambiar los reglamentos. Sería muy fácil legislar que en caso de llegar a una final los escenarios deberán cumplir con "tales y tales" condiciones. Esto tiene que ver con la difusión y el marketing del torneo. Con la necesidad de progresar e invitar a todos los clubes a mejorar su pobrísima infraestructura, la principal asignatura pendiente de la Liga.
Benjamín Svetliza, máximo dirigente de Sionista, decía ayer: "No me puse a pensar todavía en cambiar de escenario. Lo pensaré si somos finalistas". Los directivos de la AdC claman, ruegan y rezan para que Svetliza diga: "Está bien, jugaremos en el estadio Angel Malvicino, de Unión de Santa Fe". Un hermoso escenario para 5000 espectadores, ideal para una final que movilizará a miles de simpatizantes de Peñarol, la hinchada más seguidora de la Liga. Pero, no se sabe... A Svetliza le encantaría jugar donde lo hizo siempre, y está en su derecho? Por culpa de dirigentes que no se animan a cambiar un reglamento.
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