La hazaña de Liverpool: del arquero que amargó otra vez a Messi al goleador desconocido

Divock Okoth Origi tiene 24 años, nació en Ostende, Bélgica y, la verdad, es un auténtico desconocido en el mundo de la pelota. No fue parte del brillante ciclo en el Mundial de Rusia, lejos de la luz de Hazard y tantas otras estrellas. No es la primera opción de Jürgen Klopp, ni la segunda, ni la tercera. El carismático DT alemán creó la fórmula del triángulo más audaz, con Salah, Firmino y Mané. Fuera de carrera el egipcio y el brasileño, Daniel Sturridge es la carta siguiente. Pero Klopp es un fuera de serie en el arte de la intuición: se inclinó por Origi, el mismo que marcó un gol agónico en el encuentro de cabotaje contra Newcastle, el sábado pasado, un 3-2 que le permite seguir con vida en la postergada Premier League. Y el artillero desconocido es uno de los héroes de la mágica noche de Anfield. Abrió la historia, cerró la fábula.

Es parte de una formación herida, que se nutre del ambiente, de la mística y de la historia. Liverpool deja a un lado a Leo Messi y a Barcelona con jugadores de segundo orden, lesionados el número 7, el número 9, el número 5 (Keita, en el primer encuentro, el exagerado 3-0 de Barcelona) y hasta se despide, el mismo Origi, en una pierna, arropado por los 55.212 espectadores.

Las mejores jugadas del partido

Fue parte de la selección que viajó a Brasil 2014, marcó un tanto, pero nunca se centró en su figura. Es alto (1,85m), moreno, certero en las alturas y confuso con los pies: tal vez por eso suele ser postergado. Tiene la doble nacionalidad: de Kenia, por su padre, el ex futbolista Mike Origi. No es un goleador que se lleva el mundo por delante: suma 48 en toda su carrera. Esta es su noche. Ni la de Salah, ni la de Firmino: la de un tal Origi.

Pero el goleador –los otros dos fueron marcados por el holandés Wijnaldum, un cinco con clase disfrazado de número 9 por necesidad y urgencia– no es el único héroe. Hay otro, el dueño de uno de los pases más caros de la historia de los arqueros. Era lógico: en la final de la Champions pasada, el gigante inglés perdió 3 a 1 con Real Madrid con dos deslices serios del alemán Loris Karius. Allison Becker llega, desde Roma, a cambio de 75 millones de euros. Una locura financiera. El brasileño, hábil con las manos y con los pies –una receta que no negocia Klopp–, indispensable en el seleccionado, toma nota del gigante: ataja algunas pelotas imposibles. Pero ahora, ahora mismo, su figura vuela más aún: es el mismo villano que sufrió Leo Messi una temporada atrás, cuando Barcelona quedó de rodillas en los cuartos de final frente a Roma (luego, eliminado por Liverpool).

Barcelona (y Messi y los millones) le había ganado 4-1 a Roma en España. El desquite fue histórico: un 3-0 inolvidable –casi, casi, como esta batalla–, con la certeza de que Allison le contuvo dos remates decisivos a Leo. Horas atrás, ocurrió lo mismo: dos disparos, bien resueltos por el brasileño, surgido en Inter, de Porto Alegre, de 26 años y con proyección de fama mundial. Barcelona dispuso en total de cinco remates al arco: en todos, se sostuvo por sus manos, implacables en la mágica noche de Anfield

Liverpool se cita con la historia, una vez más. Por Origi, por Allison y por su mística europea. A esta altura, universal.