La interna en Boca impide que Bianchi siga como técnico
Lo apoyan la gente y el plantel, pero respetará su palabra y se irá a fin de mes; es decisiva la falta de señales concretas de Macri
Parece no haber remedio para detener el avance de la decisión de Carlos Bianchi de marcharse de Boca. Las esperanzas de prolongar más este exitoso ciclo xeneize es casi inútil. Ya agoniza. Restan 25 días para que se termine su contrato. La interna política xeneize y los principios del entrenador postergan sus enormes deseos de quedarse en el seno de lo que el denominó “la gran familia boquense”. Y este es el motivo por el cual se lo ve distinto, distante.
“Todos lo vemos muy caído, raro. Hoy –por ayer–, dirigió 10 minutos la práctica y se alejó a un costado. Nunca hace eso”, confesó un integrante del plantel de Boca.
La cuestión es que ya estaría el veredicto final: Bianchi no dará marcha atrás, por más que sus sentimientos digan lo contario. La última carta la tiene el presidente Mauricio Macri, que en las últimas horas no dio muestras concretas de querer retener al DT, algo que a Bianchi no le cayó para nada bien y terminó por convencerlo de alejarse.
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Historia... El ocaso del 3 de diciembre de 1995 se cernía en una Bombonera muda. Boca sumaba otro desencanto, tras caer ante Racing por 6 a 4. La gente, resignada a la abstinencia de títulos, se retiraba insultando por las calles, todavía alfombrada por los panfletos electorales. A las pocas horas, Mauricio Macri se erigía como nuevo presidente. El mismo hombre que en esas propagandas prometía un “Boca hegemónico”.
Pasaron más tardes de angustia, hasta llegar al 29 de noviembre de 1998, el día en que Boca volvió a gritar campeón. El éxito augurado por Macri desembarcó de la mano de un hombre: Bianchi. Con él, el salto a la elite mundial y el reconocimiento bajo tres pilares esenciales: un cuerpo técnico comprometido con el proyecto, un plantel rico y un club carente de conflictos políticos.
Hoy toda esa estructura está cerca de desmoronarse. Bianchi está con un pie afuera de Boca. ¿Por qué? El DT no soporta que algunos dirigentes se jacten de que lo quieren cuando en realidad están cortando papelitos para festejar su alejamiento. Y porque, interiormente, siente que el ex tesorero Orlando Salvestrini y Pedro Pompilio, vicepresidente primero, con los que no tiene la mejor relación, siguen influyendo sobre los destinos del club.
La decisión de Macri de darle vía libre a Gregorio Zidar, vicepresidente segundo, y a Marcelo London, integrante del departamento de fútbol, para que reanuden las charlas cuando aún la derrota ante Bayern Munich, en Tokio, estaba marcada a fuego, empujó al DT para dejar una puerta abierta a su continuidad.
Esta decisión fue más venal que racional. En estos tres años y medio “la familia boquense” le inculcó ese sentimiento llamado Boca. Dicen quienes lo conocen a fondo que el 23 de septiembre último –dos días depués de anunciar que se iba de Boca–, tras el 6 a 1 ante Lanús y el escándalo en la conferencia de prensa con la arremetida de Macri, que cuando llegó a su casa fue uno de los días en los que más lloró. Porque más allá de que Bianchi no haya tenido un pasado en el club, él se dio cuenta de que con Boca tenía más coincidencias de las que pensaba.
Su familia ya es de alma bostera Hasta sus nietos Paul y Louis, con cierto tono francés, se saben los cantos de la hinchada y reciben a su abuelo con el clásico “que de la mano de Carlos Bianchi...”. Pero el apoyo del hincha xeneize, el del plantel y las ganas de algunos dirigentes todavía no hacen la fuerza suficiente para cicatrizar heridas que Bianchi considera recibió por la espalda.
El entrenador recibió la palmada de casi todos, pero la última semana esperaba una señal de Macri, que también es partidario de que siga, pero no se acercó al DT. Los dirigentes incondicionales del Virrey fueron directos con el titular xeneize: “¿Lo querés? ¿Si? Entonces andá a hablarle y abrochá vos el acuerdo porque se nos va”.
El DT, si bien habló con Macri en Japón, esperaba un llamado del presidente para saber, en el caso de quedarse, si cumplirá su mandato sin licencias para dedicarse a la política, porque detrás está Pompilio.
Bianchi deseaba fervientemente quedarse en Boca. Pero él sabe que los deseos del corazón chocan con sus principios y una lucha política en la cual no quiere quedar atrapado. Por eso el final con Boca es irreversible.
La mirada del plantel
Los jugadores suelen opinar con el corazón ante los micrófonos, pero por dentro saben que será difícil que Bianchi se quede. “Nadie te va a decir que piensa que se va. La sensación de todos es que no va a seguir, aunque esperamos equivocarnos”, sostuvo un referente del plantel.
Voces
Oscar Córdoba : “No sé cómo terminará todo ésto. El mismo dijo una vez que era de necios no cambiar una decisión; por eso, si modifica su postura y se queda al frente del plantel será bienvenido porque lo necesitamos”.
G. Barros Schelotto : “Lo mejor para Boca es que Bianchi siga, aunque, como están dadas las cosas, los dirigentes y el mismo Macri deberán hacer cosas que rozan con lo imposible para hacerlo cambiar de opinión”.
Mauricio Serna : “Dios quiera que se quede con nosotros. Sé que varias veces anunció su despedida y que no renovaría su contrato, pero para mí no es una decisión que no se pueda echar atrás”.
R. Abbondancieri : “No sé qué pensar. Por lo que veo, Bianchi se quiere quedar y nosotros hacemos fuerza para que eso suceda. Los dirigentes están negociando. Esperemos que hagan el máximo esfuerzo”.
Juan Riquelme : “Carlos es una gran persona y maneja muy bien al grupo. Yo mejoré muchísimo gracias a sus consejos y mi deseo es que se quede en el club. Igual, pase lo que pase, hay que respetar su decisión”.
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