La receta de las palabras fuertes del Mellizo para potenciar a Boca antes de cada cruce clave
Guillermo Barros Schelotto tiene un método en la manga que se presenta en momentos puntuales, especialmente importantes. Nada tiene que ver con lo futbolístico, un camino que el técnico de Boca no elude, pero en el que no termina de demostrar su capacidad para conseguirlo. Se trata entonces de mensajes fuertemente emocionales: aunque pueda generar una presión extra, en realidad lo que busca es la rebeldía del jugador. Y no solo eso, porque esas declaraciones también van destinadas al entusiasmo de los hinchas boquenses.
El Mellizo es consciente de lo mal que juega su equipo. Aquello no es una coincidencia de este semestre: a lo largo de un ciclo que ya superó los dos años y medio, y exceptuando el logro de un bicampeonato doméstico, sus planteles se han destacado apenas algunos partidos a través de un juego lúcido, una identidad atractiva y por demás eficaz.
Las semifinales de la Copa Libertadores ante Palmeiras están a horas de distancia y Guillermo siente la necesidad de tocar la fibra más íntima de sus dirigidos, sean titulares o suplentes, para darle más fuerza a sus armas adentro y afuera del campo: "No tengo dudas de que la Bombonera va a explotar el miércoles y que nosotros vamos a matar por esta camiseta", expresó el entrenador tras la igualdad sin goles ante Rosario Central.
No tengo dudas de que la Bombonera va a explotar el miércoles y que nosotros vamos a matar por esta camiseta
Es cierto que las declaraciones de este estilo no son habituales en Barros Schelotto. Aunque si nos remontamos a algunos episodios aislados del 2018 encontraremos fácilmente algunas similitudes. No es la primera vez que alza la voz con palabras así.
Ha pasado, por ejemplo, en la previa a la Supercopa Argentina disputada ante River el 14 de marzo en Mendoza. Entonado por la victoria agónica ante Tigre, correspondiente al campeonato pasado, el Mellizo llegó eufórico a la conferencia de prensa sabiendo que llegaba al superclásico –que definía un título- victorioso y manteniendo el liderazgo local de por entonces. "La historia de Boca es matar o morir. Así vamos a jugar el partido contra River", expresó. Luego, la promesa no fue de la mano con la actitud de sus futbolistas: todo terminó con una derrota dolorosa por 2-0.
Hace algunas semanas ocurrió algo similar. Boca viajaba a Belo Horizonte, con un 2-0 a favor guardado en la valija, para jugar la revancha ante Cruzeiro en un clima que se sabía hostil. Un encuentro que no exigía buen fútbol: pedía cabeza, táctica y, sobre todo, corazón. "Lo más importante es que a los once que les toque entrar como titulares dejen la vida por Boca. Y no tengo dudas de que será así", sentenció Guillermo, que terminó planteando un buen partido y se llevó la clasificación por la que ahora se enfrentará a Palmeiras .
Las palabras parecen ser la receta del Mellizo para afrontar esos momentos calientes con la rebeldía de los suyos. A veces resulta y otras, no. Pero una semifinal de Libertadores ante un rival brasileño al que conocen de la fase de grupos (un empate y una derrota), con la posibilidad a cuestas de protagonizar una final con River, genera la reaparición de las frases motivadoras.
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