La sangre joven debe tener su lugar
Se achica el tiempo de la experimentación para el seleccionado. Aún no hay nada definido según las palabras de José Pekerman. Será porque la espera por el resurgir de jugadores como Pablo Aimar, por citar un ejemplo, todavía no se materializa. Será porque apariciones como las de Lionel Messi se hacen un lugar por la fuerza de su talento y atrevimiento. Y será porque con actuaciones poco convincentes como la de anteayer frente a Uruguay se torna muy empinado el camino de las resoluciones finales.
Si la generación que participó en Francia 98 y en Corea y Japón 2002 no tuvo un paso del todo feliz, es válido preguntarse por qué no apostar a los nuevos nombres. Las personalidades de jugadores como Mascherano, Messi, Agüero y Gago dan cuenta de que no les pesan las responsabilidades y están en el punto justo para ser aprovechados.
A ocho meses del debut en el Mundial, el técnico afronta el incómodo desafío de dilucidar qué jugadores serán prescindibles. El abanico es bastante amplio por propia decisión del entrenador, pero la sangre joven debe tener un porcentaje importante en la lista definitiva.
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