La selección argentina sufre el cierre de fronteras: el peligro de ya no jugar contra Europa
Guatemala, una versión de emergencia de Colombia, Irak, el mejor Brasil de Tité, dos duelos con México B, Venezuela, Marruecos, Nicaragua, Chile y nuevamente México. Nada relevante la secuencia de rivales que tuvo la selección en el último año. La Argentina se acostumbró a los adversarios menores, de recortada, muy discutible o vacía jerarquía. El daño es inquietante: a menor competitividad, las conclusiones se relativizan y el crecimiento se estanca. Y el escenario se deteriorará aún más: Europa cierra filas, compite en las ‘ventanas FIFA’ entre sí y obliga al resto de los países a revolver entre la periferia para encontrar con quién jugar un amistoso. El duelo del miércoles ante Alemania será una excepción, un cruce que obedece a un acuerdo comercial con Adidas y que pudo agendarse solo cuando la Mannschaft de Joachim Löw... tuvo una fecha libre.
A la Argentina le cuesta encontrar rivales. Y mucho más, que tengan relevancia deportiva. La tendencia se acentuó desde septiembre del año pasado con la creación de la Liga de las Naciones de la UEFA, una magnífica vidriera económica que reparte 76,25 millones de euros. O por este torneo, o por las actuales eliminatorias para la Eurocopa 2020 y más adelante por el corte clasificatorio para el Mundial de Qatar, es casi imposible jugar contra los europeos. Para América y para todos. El clásico Argentina-Alemania, en Dortmund, resultará una excepción. El domingo 13, la selección de Lionel Scaloni volverá a su realidad, contra Ecuador en Elche, mientras los alemanes viajarán a Tallinn para visitar a Estonia, por el Grupo C clasificatorio para la Eurocopa. Para entenderlo mejor: Euskadi, la representación futbolística del País Vasco, en algún momento fue una opción para el amistoso que finalmente la AFA disputará contra los ecuatorianos.
Actualmente el panorama se volvió más sombrío, pero la selección argentina ya venía devaluando sus contrincantes desde hace años. Haití, Singapur, Honduras, El Salvador, Hong Kong, Eslovenia, Trinidad y Tobago, Guatemala, Arabia Saudita, Albania, Canadá, Jamaica, Panamá y varias veces Bolivia poblaron la agenda albiceleste en la última década. Generalmente respondió a apuros, a impericias o por algunos jugosos contratos que pagaron por verlo de cerca a Lionel Messi. Pero entonces, las compuertas del Viejo Continente no estaban prácticamente clausuradas como ahora. No asoma ningún adversario europeo en el horizonte de la Argentina. Alemania se tratará del primero en el ciclo de Scaloni, por eso la extravagancia. Para confirmar la tendencia, la gira de noviembre será por Riyadh (ante Brasil) y... Dacca, capital de Bangladesh (contra Paraguay) o en Tel Aviv, frente a Uruguay.
El continente americano está en alerta. Hace unas semanas, en Milán, con motivo de la entrega de los premios The Best, Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, le transmitió al mandamás de la FIFA, Gianni Infantino, y a su par de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, la inquietud por la situación. Les subrayó que el blindaje europeo impacta en la preparación sudamericana. ¿Y si la Argentina y Brasil gestionan una invitación a la Champions de Naciones europea? No está en los planes. Y la Conmebol nunca podría alentarlo.
La dificultad de conseguir rivales de jerarquía para los amistosos fue tratado en la última reunión de comité ejecutivo de la AFA. En el predio de Ezeiza, el presidente Claudio Tapia les informó a sus colegas que la Liga de las Naciones de la UEFA "causa problemas" y recalcó, según consta en el boletín oficial del comité, que se reunió con Infantino, con miras a "concretar una Liga de las Naciones que incluya a todas las federaciones". La FIFA ahora está enfocada en definir los criterios de la clasificación para el nuevo Mundial de Clubes (que tendrá su bautismo en 2021), y solo después se zambullirá en la polémica Liga de las Naciones o Champions europea. La FIFA bosqueja la idea de globalizar la competencia –con límites, claro, para que no empalidezca a su Mundial– pero la UEFA rechaza este crecimiento porque perdería el control de su invención.
Torcer esta realidad se presume muy improbable. "La Champions vino para quedarse. Y también la Concacaf ya avanza en esa dirección, por lo que habrá que rastrillar mucho para ver qué selecciones europeas podrían quedar libres..., o directamente habrá que apuntar al mercado asiático o de Medio Oriente. Pero Asia también está cerrando filas. China no se ha despertado del todo, solo cada tanto hace la China Cup... y desde 2020 se vendrán dos años de eliminatorias, más las Copas América y la Eurocopa que restringirán casi totalmente las fechas. Organizar amistosos será muy difícil", advierte Guillermo Tofoni, único Agente FIFA argentino, referente del sector hace 20 años.
La UEFA, además de perseguir beneficios económicos, de rentabilizar un producto, busca potenciar a sus selecciones. Que crezcan Kosovo, Montenegro, Luxemburgo, Lituania, Georgia, Gibraltar, Azerbaiyán, Malta, Islas Faroe, Andorra, Moldavia o San Marino, por ejemplo. Si los chicos se desarrollan, habrá más piezas lucrativas. Islandia es el mejor ejemplo. ¿Por qué ocupar el turno con España vs. Perú, o Inglaterra vs. México si eso solo les permitiría progresar a los dirigidos por Ricardo Gareca y Gerardo Martino, por ejemplo?
Las consecuencias están a la vista. Dejar de medirse con las potencias ampliará el poder que ya muestran los europeos, dueños de los mundiales 2006 (Italia), 2010 (España), 2014 (Alemania) y 2018 (Francia). Entre los 16 semifinalistas de estos cuatro certámenes, apenas se colaron la Argentina, segunda, y Brasil, cuarto, en 2014, y Uruguay, cuarto, en 2010. Las equivalencias hace tiempo que desaparecieron. Y jugar una y otra vez ante los americanos –tras los choques del próximo mes, 18 de los 21 encuentros del ciclo Scaloni habrán sido contra países de este continente– solo beneficia a los que se supone que están algunos peldaños por debajo. Venezuela vs. Argentina favorece a la Vinotinto de Rafael Dudamel y la realidad lo corrobora: hasta 2011 nunca había ganado, y desde entonces suma dos victorias y dos empates en siete partidos.
Retoma Guillermo Tofoni, espiando el horizonte. "Toda la región va a tener que ser muy creativa y buscar el equilibrio entre lo económico y lo deportivo. ¿Opciones? Tal vez, como hace Japón con la Kirin Cup; buscar alguna marca que promueva esa copa y mover merchandising, productos, generar vínculos con marcas y explotar más el colateral y no depender solo del cachet. Hay que ser ingeniosos para empatar este desequilibrio que produjo el cierre de fronteras de Europa. Los cachets históricos de un millón o millón y pico de dólares hoy cuesta mantenerlos, y si querés defenderlos, tenés que ir a esos mercados de Medio Oriente y Asia. De lo contrario, tenés que producirlos, pero solo podés generarlos contra rivales importantes de Europa, y ahí volvemos a la escasez de opciones por la creación de la Champions de Naciones".
#SelecciónMayor ¡Todo preparado en #Dortmund! [R][R][R]Comienza la actividad de @Argentina [R] pic.twitter.com/6AaevNBqwE&— Selección Argentina [R][R] (@Argentina) October 7, 2019
Jugar en Asia, especialmente, despierta otro tipo de inconveniente: los clubes dueños de los futbolistas ponen cada vez más reparos para cederlos a destinos alejados, cambios de usos horarios... Scaloni tampoco quiere jugar en la otra punta del planeta. "Hay que hacerle entender al cuerpo técnico que ahora es necesario viajar más, para abrir nuevos mercados, o para jugar contra rivales asiáticos. Estados Unidos, por ejemplo, ya está sobreexplotado. De todos modos, nuestra relación con la AFA es buena", le revelan a LA NACION fuentes de Torneos, el agente comercial y organizador de amistosos de la AFA hasta 2022. El choque del mes pasado contra Chile, en el Coliseum de Los Ángeles casi desierto, es una imagen que nadie quiere repetir.
Entre las eliminatorias y la Copa América, tal vez la selección en 2020 y 2021 directamente ni dispute amistosos. Claro que los únicos responsables no son el calendario y los europeos. Hay algo más o alguien más: Messi. Desde Torneos, lo explican: "Los amistosos de Argentina son ‘messidependientes’. Y las cláusulas que se ponen por no presentación del capitán son preocupantes. El Messi de ahora ya no tiene 28 años, ahora elige qué partidos jugar y cuáles no". La confesión termina de explicar la encerrona que sufre la selección. Justo antes del clásico con Alemania, apenas un espejismo.
Cada vez más lejos de las potencias...
¿Cuál fue el último amistoso trascendente de la selección? Y no vale contabilizar a Brasil. La tarea obliga a un rastrillaje para encontrar a Italia y España en marzo de 2018; a Portugal, con Cristiano Ronaldo en 2011 y 2014; a Italia nuevamente en 2013; Francia en 2007 y 2009, y a Alemania, en 2002, 2005, 2010, 2012 y 2014, el ilustre frecuente impulsado por el acuerdo con Adidas. ¿Y la última vez que una potencia llegó al país? España, en septiembre de 2010, aterrizó con Piqué, Busquets, Xabi Alonso, Fabregas, Iniesta y Xavi –más Casillas, Sergio Ramos y Fernando Torres entre los suplentes– pocas semanas después de coronarse en Sudáfrica. Vinieron casi en tono turístico, perdieron 4-1 ante la selección de Sergio Batista y la visita en realidad obedeció a un viejo favor que Ángel María Villar, entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, le debía a Julio Grondona. ¿Y más atrás? Finales de 1987, cuando se reeditó la final de México y la Alemania de Lothar Matthäus perdió 1-0 en la cancha de Vélez.