Lanús le ganó a Talleres, se regaló una sonrisa en la Superliga y cree que hay salida
Al menos se permitió regalarse, frente a su gente, la última sonrisa del año. Los goles de Sebastián Ribas le permitieron a Lanús revertir el partido que desde temprano había comenzado en desventaja ante Talleres y se quedó con la victoria. Tres puntos a los que sabe darles alto valor, porque al conjunto del sur bonaerense la realidad lo obligó a enfocarse en la lucha de abajo en la Superliga.
Por distintos motivos, Lanús y Talleres ya estaban más con la mirada puesta en lo que viene que en lo que pasó. El Granate a partir de que inesperadamente se encontró con que su urgencia pasa por vigorizar el promedio y el elenco cordobés porque volverá a jugar la Copa Libertadores después de 17 años. Así, la última fecha de 2018 se presentaba, para uno y para otro, como la oportunidad de cerrar el año con una breve alegría que actuase como el primer impuso para lo que se viene. Y esa satisfacción fue para Lanús.
Frente a una defensa adelantada de modo inconexo, Nahuel Bustos sacó rápido rédito cuando a los 7 minutos de juego quedó sólo frente a Matías Ibáñez y definió con categoría para el 1-0. A Luis Zubeldía lo preocupó ese mal arranque y enseguida mandó a calentar a Pedro De La Vega. Aunque el juvenil recién escuchó los aplausos por su ingreso cuando promediaba el complemento. Porque Lanús tuvo paciencia para dar vuelta la historia.
El gol del triunfo, de Ribas
#TNTSports | Dos cabezazos en el área es gol: córner bien cerrado al primer palo, peina Torsiglieri y Ribas empuja de cabeza al gol. Lo da vuelta el Granate con el trabajo de pelota parada. #Lanús [R] #Tallerespic.twitter.com/yrnkbICI3A&— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 8 de diciembre de 2018
El protagonista principal fue Sebastián Ribas, primero con un potente cabezazo abajo para que los primeros 45 minutos terminasen igualados; y, después, con otro testazo de frente tras un desvío de Marco Torsiglieri en el primer palo en un córner desde la derecha. Iban 9 minutos del segundo tiempo y el dueño se casa se prometió que esta vez no se le escaparía la victoria.
Acostumbrado a pelar arriba a nivel local y también en el plano internacional, el año siguiente al que lo tuvo como finalista de la Copa Libertadores se convirtió para Lanús en un tortuoso camino de una caída tras otra. Primero dirigido por Ezequiel Carboni y después con el regreso de Luis Zubeldía, en 2018 apenas ganó cinco partidos de los 33 que disputó (31 por la Superliga y dos por Copa Argentina). El bajo promedio encendió las alarmas y deberá concretar una buena segunda mitad de torneo para evitar la proyección que hoy lo haría iniciar la próxima temporada en zona de descenso.
Talleres, en tanto, se deslizó por una curva descendente. Había tenido un destacado primer semestre al finalizar quinto en la Superliga 2017/2018, posición que lo clasificó a la Copa Libertadores 2019. Sin embargo, la segunda parte del año cosechó más derrotas (siete) que victorias (cinco) en el torneo que ahora entra en su receso de verano.
Sufrió Lanús el último tramo del encuentro porque Talleres no se entregó y fue en la búsqueda de llevarse al menos un empate. Lanzado pero con poca lucidez, no conseguía llegar firme ante Ibáñez. Para resguardase, Zubeldía sacó al goleador de la noche, mandó a la cancha a Leandro Maciel y adelantó a De La Vega para cubrir el ataque con Lautaro Acosta.
El encuentro se disputó en la casa de siempre de Lanús, pero en una nueva dirección: fue el primer partido en Ramón Cabrero 2001. Tras la aprobación en el Concejo Deliberante del municipio del conurbano bonaerense, la calle General Arias cambió su denominación por la del entrenador con el cual el conjunto Granate conquistó su primer título en la máxima categoría en 2007.
Lanús y Talleres ya apuntan al año próximo a caballo de dos veteranos idolatrados por los hinchas; porque, de un lado, está la ilusión concreta de la vuelta del goleador José Sand (pidió un ingreso igual al de Acosta, el futbolista mejor pago del plantel) y, del otro, es un hecho la continuidad de Pablo Guiñazú, vigente emblema del equipo que en junio ya había extendido su vínculo por 12 meses. Para el Granate 2019 implicará trajinar en un barro que había olvidado con la fatigosa lucha por la permanencia, y para la T también será verse en un lugar visitado hace mucho, aunque más gratificante, el de la competencia internacional.
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