Punto de vista. Las billeteras de los grandes no se parecen
Por Martín Castilla De la Redacción de LA NACION
Habrá que ver si los mundos en los que parece vivir el fútbol argentino amenazan con marcar una diferencia en el torneo Clausura que comenzará pasado mañana. Más allá de la aparente paridad que pueda mostrar alguna circunstancia de juego, Boca -especialmente por su condición de último campeón sin cambios- y River -que aprendió la lección y salió a dar un golpe de efecto- adelantan una ventaja sobre los demás clubes grandes con relación al potencial de sus planteles. Los dos más poderosos viven necesidades diferentes, pero cada uno cuenta con una estructura importante para afrontar los compromisos que tienen por delante.
Observemos las posibilidades intactas de Boca con vistas al primer semestre del año. Para aumentar las tres medallas conseguidas en la segunda mitad de 2005, el Coco Basile cuenta con la misma base y no deberá desdoblar sus fuerzas, pues este año no jugará la Copa Libertadores. Mantenerse es el objetivo. Boca mostró cualidades futbolísticas y alcanzó resultados que pudieron más que el recelo que tuvieron los hinchas en un principio. Eso le brinda cierta tranquilidad. La apuesta fuerte la hizo a mitad de año y ahora no tiene que salir a hacer un recambio.
Miremos, si no, los lujos que se dieron en Núñez en los últimos días a partir de la llegada de Daniel Passarella. Un desembarco que acercó inversores y aceleró la llegada de varios refuerzos. Fueron por nombres con trayectoria, como el de Luciano Figueroa. Con figuras que superan el nivel general de nuestro medio, quiere dejar de ser testigo de los festejos ajenos. Es cierto, las caras nuevas deben acoplarse y todavía están buscando acomodarse a los pedidos de la nueva conducción.
Como suele suceder desde hace un tiempo, en otras veredas están Independiente, Racing y San Lorenzo, que no pueden igualar a Boca y a River en cantidad de grandes nombres. Por el lado de los equipos de Avellaneda, los momentos son distintos. Independiente construyó una buena base de la mano de Falcioni, pero necesita un salto de calidad para acompañar el talento de Agüero, aunque el único destacado de las adquisiciones es Gastón Machín. En Racing, para desprenderse de los vaivenes no se apeló a compras de renombre: llegaron dos conocidos como Bastía y Arano y dos nuevos como Barroso y Valdemarín.
En el comienzo del último Apertura, San Lorenzo mostró cualidades para discutir casi mano a mano, pero le costó ratificarlas y se vino a pique. A tal punto que vivió un turbulento final de año y buscó en jóvenes como el Osmar Ferreyra y Diego Rivero un aire renovador.
El impredecible fútbol puede tener guardada alguna sorpresa y reírse de los poderosos. Es bastante temprano para vaticinios. El perfil de un certamen apurado por la cercanía del Mundial dará su veredicto.
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