Las potencias económicas de la Concacaf se unen para el Mundial 2026
Estados Unidos, el eje de la candidatura; México y Canadá acompañan la singular propuesta
El último piso del One World Trade Center, de Nueva York, fue el escenario del anuncio. Sunil Gulati, presidente de la Federación Estadounidense de Fútbol (USSF, por su sigla en inglés), resultó el vocero de la presentación oficial de la candidatura conjunta de los Estados Unidos, México y Canadá para organizar el Mundial de 2026. Una señal de que el deporte une a los pueblos, en medio de la tensa relación política que provocó la asunción del presidente Donald Trump, quien desea construir un muro en la frontera y quien durante su campaña realizó comentarios xenófobos contra los mexicanos. "Ha apoyado totalmente la candidatura y está particularmente feliz de que participe México", ensayó como respuesta Gulati, consultado sobre el controversial tema migratorio. Decio de María, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, y Víctor Montagliani, titular de la Asociación Canadiense de Fútbol y de la Concacaf, compusieron también la fotografía que podría quedar en la historia, ya que de ser elegida como sede, sería la primera vez que una Copa del Mundo se dispute en tres países diferentes. El único antecedente con más de un anfitrión fue Corea del Sur y Japón, en 2002.
"Queremos 60 de los 80 partidos en los Estados Unidos", manifestó Gulati, lo que generó poco entusiasmo en México, que recibiría por tercera vez la Copa del Mundo, tras los campeonatos de 1970 y 1986. "No podemos organizar de manera independiente, es la realidad", comentó De María, ante las voces críticas y los títulos de diarios que sentencian que los aztecas recibirían migajas. Según la propuesta, México y Canadá se repartirán 20 juegos en partes iguales; a partir de los cuartos de final los partidos se disputarán en los Estados Unidos, mientras que la sede del cotejo inaugural no fue definida. Sin embargo, este reparto podría ser revisado por la FIFA.
La candidatura competirá contra postulaciones de países de Oceanía, África y el resto de América y la elección recién se llevará adelante con el voto de 211 miembros del Congreso de la FIFA de 2020. Entre cuestiones por resolver, resta conocer si los tres países tendrán aseguradas sus plazas -en la primera asignación el Bureau del Consejo de la FIFA reservó solo una-, cómo se financiará la infraestructura -no se construirán nuevos estadios- y cómo afectarán las distancias, lo que invita a pensar que las subsedes integrarán una misma zona horaria para evitar así los largos viajes de costa a costa, que demandan hasta seis horas de vuelo.
"Esta oportunidad es para mostrarle al mundo de qué es capaz de hacer Norteamérica", resaltó Montagliani; a su lado, De María expresó que "con el acuerdo se ponía al fútbol en primer lugar".