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A Lionel Scaloni no le cayó bien la situación que envolvió al partido entre Argentina y Venezuela en Maturín. El estado del campo de juego, inundado por las lluvias, no permitía que la pelota rodara normalmente, y la insistencia en que se jugara alteró el ánimo del entrenador. “No quiero hablar mucho, pero hay una sola lectura y es que la cancha no reunía las condiciones para que jugaran dos selecciones de este nivel. Las condiciones no estaban dadas para el espectáculo, por lo menos hoy”, sentenció luego del 1-1, esforzándose por ser cuidadoso en las palabras. “Después, la decisión la toma el árbitro, y ya está”, lamentó.
Fastidiado, el DT expuso desde el primer minuto su descontento con lo que veía. No había sido suficiente postergar media hora el inicio como para que el terreno estuviera en buenas condiciones. De brazos cruzados, movía la cabeza hacia los costados exteriorizando su desagrado por lo que pasaba delante, con el balón frenándose en lagunas ocultas entre el pasto. Hasta se cambió el calzado, porque se resbalaba con las zapatillas y se puso botines.
EL PRIMER CAMBIO DE SCALONI: salen zapatillas y entran botines. pic.twitter.com/vYPcXAHBk5
— TyC Sports (@TyCSports) October 10, 2024
Se quejaba con expresiones al aire. También, acompañado de sus ayudantes, al cuarto árbitro. Cada pase que el agua frenaba y cada pelota que no corría con normalidad le generaban una cuota más de irritación. En medio de eso, a los 13 minutos, llegó el gol de Nicolás Otamendi que abrió el marcador. Ni lo gritó. El malestar era más fuerte. “Se podría haber jugado mañana, imagino. Cuando el partido no se puede jugar, no se puede jugar”, insistió con posterioridad, en la conferencia de prensa.
Durante el primer tiempo, mientras atendían a Yeferson Soteldo, aprovechó para llamar a Rodrigo De Paul y Enzo Fernández para darles indicaciones. Les señalaba un sector del campo. Sin sonrisas. Pocas emociones saludables. Abría los brazos, pedía mayor atención ante un césped traicionero. Y el rigor de siempre ante cada pelota. Incluso, reclamos ante algunas faltas y lamentos por algunas zozobras en el arco defendido esta vez por Gerónimo Rulli.
"NO SE REUNÍAN LAS CONDICIONES PARA JUGAR HOY. Después la decisión la toma el árbitro y ya está. No quiero hablar mucho más, PERO NO SE PODÍA JUGAR. Se podría haber jugado mañana, imagino". Scaloni, determinante por el pésimo estado del campo de juego en Maturín. pic.twitter.com/xAOTq0ugIx
— TyC Sports (@TyCSports) October 11, 2024
En el entretiempo, Scaloni decidió hacer cambios. Gonzalo Montiel suplantó a Thiago Almada en el intento de un equipo que protegiera más la pelota frente a un rival que empujaba, y adelantó a Nahuel Molina Lucero. El empate conseguido por Salomón Rondón de cabeza, a los 20 minutos, provocó otra mueca de fastidio en el entrenador. Lo primero que se le ocurrió fue sumar otro defensor, Leonardo Balerdi, al que convocó de inmediato para sacar a otro creativo, Giovani Lo Celso. La mirada al suelo, el gesto adusto. “Seguimos jugando con cuatro defensores, hasta que entró Balerdi. Hasta entonces nunca jugamos con cinco defensores”, reforzó.
Más tarde, en el golpe por golpe, una reunión con Pablo Aimar para definir nuevas modificaciones. Allí fueron Lautaro Martínez y Leandro Paredes, por Enzo Fernández y Julián Álvarez. Quedaban apenas cinco minutos. En medio de los charcos, el empate no se alteró. La selección lo padeció y el entrenador lo expuso, enfocado no sólo en este duelo: “Hay que considerar las condiciones, más allá del partido de hoy, de las eliminatorias sudamericanas”.
Para Scaloni ya había sido un incordio el viaje a Venezuela, rodeado por incertidumbre por la llegada del huracán Milton a Florida justo cuando el plantel se reunió al norte de Miami. La idea era achicar los tiempos para estar más horas juntos con los convocados, pero apenas tuvo un ensayo con todos y el traslado se hizo largo de todos modos, con una escala y un cambio de avión en Barranquilla, después de que fuera alterado el ritmo de los entrenamientos. Conflictos e imponderables. Nada que invada su opinión del rival: “Me encantaría que Venezuela se clasificara para el Mundial. Además de al cuerpo técnico, le tengo cariño a la gente venezolana. Lo merece por la manera en la que está jugando”.
Y se avencina Bolivia, adversario el martes próximo en el Monumental, tras otro largo viaje con escala para volver a Argentina, donde habrá tres prácticas. “Lo que hay que valorar es que, ante todas las complicaciones que tienen las eliminatorias, el equipo compite siempre. No sé si está en evolución, pero en lo competitivo estamos bien, incluso sumando muchos chicos jóvenes, y eso es una alegría”, completó el DT, antes de regresar al vestuario y comenzar a pensar en los jugadores a los que recuperará, entre ellos, Cristian Romero y Alexis Mac Allister, y que el desafío será contra una selección que derrotó a Colombia y llega con tres triunfos seguidos tras la Copa América.