Opinión. Los descartes de Boca descubren el reconocimiento
Se trata de tener algún don, un poco de determinación y un golpe de fortuna también. Entonces, el pibe del barrio abandona los potreros y pasa a un club del pueblo; después, viaja a una localidad más populosa del interior. Luego, en el itinerario, se despide del pago chico para saltar a la gran ciudad y el contacto exacto le abre la puerta de una prueba. Por ejemplo, en Boca. Todos fantasean con la consagración. Pero, en realidad, pocas veces es así.
Boca es un sueño... y una desilusión para muchos futbolistas. El debut en primera división, algunas participaciones más... y un inmenso vacío. Quizá, porque les falta jerarquía. Tal vez, personalidad. O porque las urgencias del monstruo xeneize termina por devorarlos. El sitio en la A se esfuma y se encuentran en la obligación de reinventarse para no caer en el olvido. Pero para un puñado brota una nueva oportunidad en otra institución o en una liga extranjera. Y se marchan, con una mochila de decepciones, porque en la Ribera no encontraron espacio. Entonces, se topan con el reconocimiento. Esos apellidos que en Boca convivían con una recortada trascendencia, allá se vuelven noticia. Y, así, hallan su lugar en el planeta-fútbol.
Sin escarbar demasiado, casi dos docenas de ejemplos son fácil enumerar. Es más, hasta un equipo titular asoma entre los desamparados por Boca: Christian Muñoz (Colo Colo); Facundo Imboden (Universidad Católica), Matías Silvestre (Catania), Matías Cahais (FC Groningen, de Holanda) y Bruno Urribarri -libre-; Omar Pérez (Independiente Medellín), Miguel Caneo (Chicó, de Colombia), Nicolás Bertolo (Nacional, de Uruguay) y Christian Giménez (Pachuca); Héctor Bracamonte (FC Moskva) y Marcos Mondaini (Barcelona, de Ecuador). Y faltarían asientos en el banco de suplentes. ¿Por qué? En el país, están Catriel Orcellet (Arsenal), Pablo Jerez (Colón), Julio Barroso (Estudiantes), Gustavo Pinto (Olimpo), Matías Arce (Platense), Leandro Díaz y Andrés Franzoia (Huracán), Luis Escalada (Gimnasia, J) y Sebastián Rusculleda (Tigre), entre otros. Y en horizontes más lejanos descubrieron la ponderación -o, por lo menos, algo de atención- Alfredo Moreno (San Luis, de México), Mariano Trípodi (Santos), Calvo (Recreativo de Huelva) y Jonathan Fabbro (Guaraní), por ejemplo.
El tiempo hablará por la suerte de Roncaglia, Monzón, Chávez, Mouche y hasta Mauro Boselli... Una y otra vez, clubes argentinos surgen al rescate. También, desde puntos cardinales más distantes llegan noticias que distinguen a aquellos descartes . Desprendimientos, olvidos. Ilusiones, algunas más fulgurante que otras, que atraparon el reconocimiento a varias cuadras o a muchos kilómetros de La Boca.