Los males de los clubes no se toman vacaciones
En All Boys suspendieron la pretemporada y en Quilmes casi no viajan a Tandil por sueldos adeudados. Protestas de los empleados de Gimnasia y Estudiantes
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Ya nada es extraño en este fútbol argentino. El comienzo de un nuevo año, un momento en el que supuestamente se renuevan energías y proyectos, ya no significa nada. En ese contexto, que los jugadores de All Boys hayan decidido no comenzar con la pretemporada porque les deben, en algunos casos, más de seis meses de sueldo, es absolutamente natural, coherente. Tanto como que el plantel de Quilmes haya amenazado con no viajar a Tandil si no cumplían con el pago de sueldos atrasados. O que en La Plata los empleados de Estudiantes y Gimnasia montaran protestas por el mismo tema. ¿Y aquello de que los clubes deben presentar los balances para poder comenzar a participar en un nuevo torneo? ¿Será que nadie los está controlando?
El plantel de All Boys asistió al predio de Ciudad Evita, donde iba a realizar los trabajos de la pretemporada, pero resolvió no entrenarse. Los jugadores decidieron no comenzar a trabajar debido a los atrasos salariales que, en algunos casos, alcanzan los 7 meses, en otros 6 meses, y en los menos afectados, 4 meses de deuda. La reunión matutina en la cual resolvieron no entrenarse estuvo encabezada por el arquero y capitán Nicolás Cambiasso y por Fernando Sánchez, quienes fueron los encargados de hablar con el cuerpo técnico. La determinación la tomaron después de esperar a los dirigentes para que les pagasen los sueldos, pero nadie apareció.
No es nueva una medida de fuerza de este estilo: en julio de 2012, el por entonces entrenador de San Lorenzo, Ricardo Caruso Lombardi, decidió suspender la pretemporada porque las canchas de entrenamiento no estaban en condiciones y no había ropa para practicar, ya que el club mantenía una deuda de 1.200.000 de pesos con los empleados. Y también en Racing, en 2008, se suspendió un viaje a Mar del Plata por atrasos en los sueldos y hasta por el pedido de desalojo de Franco Sosa, porque desde el club no habían pagado el alquiler de su departamento.
El panorama resulta desolador para All Boys; las palabras del presidente de la entidad de Floresta, Roberto Bugallo, exponen como nunca la crisis económica que afecta a su club: "En el fútbol argentino perdés plata en todos los partidos. Entre 150 y 170 mil pesos por cada partido de local. Cuando montás un espectáculo y perdés plata, mucho no se puede hacer".
Y continuó: "Los jugadores dijeron que mañana (por hoy) van a entrenarse, y espero que así sea. Me sorprendió la medida que tomaron, sabemos que tienen razón en reclamar, pero esto hay que solucionarlo hablando. Los jugadores le faltaron el respeto al club, no a Bugallo. Ahora buscaremos acordar junto con la AFA y con el gremio (FAA) para pagar diciembre y el aguinaldo, pero el problema es complejo porque la deuda total es de 9 millones de pesos".
El fastidio de los futbolistas se reflejó en las palabras de Oscar Ahumada: "El presidente recién apareció 40 minutos después de haber tomado la decisión de irnos. ¿Tenían que venir los Reyes Magos? Acá no hay soluciones mágicas. La falta de respeto hacia los jugadores es muy fea. No cobramos ningún premio. Gran parte del plantel lleva cuatro meses sin cobrar y los más antiguos, como Sánchez (Fernando) o yo, unos seis, siete... Encima nos dieron cheques rebotados. Podemos pedir la libertad de acción, como lo hizo Ferrari, pero en lo personal no me gustaría. Volví a hallarme con el fútbol en este club y tanto la gente como mis compañeros y el cuerpo médico me ayudaron", dijo el jugador en TyC Sports.
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All Boys no es el único club que tiene problemas con el pago de los sueldos. En Quilmes, los jugadores amenazaron con no viajar a Tandil si no cobraban todos el mes de octubre (había seis futbolistas atrasados). Anoche les abonaron a los jugadores y por eso partieron hacia la pretemporada. Pero también Colón mantiene una deuda importante con sus futbolistas, a los que llegó a deberles hasta siete meses de sueldos.
En La Plata, el conflicto se desencadenó con los empleados de Estudiantes y de Gimnasia. Por la medida de fuerza de los trabajadores, varias canchas del predio del country de City Bell no estaban marcadas y los futbolistas de Estudiantes tuvieron que salir del predio para almorzar. Y en Estancia Chica, mientras el plantel trabajaba en las canchas 3 y 4, llegaba el sonido de los bombos que ponían en contexto un reclamo de Utedyc para que Gimnasia pague los salarios atrasados de los empleados del club. Según se supo, la deuda acumula parte del sueldo de octubre y noviembre y la totalidad de diciembre.
Un cuento de nunca acabar. Los dirigentes firman documentos cuyo cumplimiento les resulta imposible y así hipotecan el futuro de los clubes. Un círculo vicioso tan repetido como desgastante.
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