Los tres puntos clave que se resuelven en la Asamblea de la AFA y definen el futuro del fútbol argentino

Llegó el día. La AFA comenzará a transitar un nuevo camino desde las 15 de este viernes, cuando los 72 asambleístas se reúnan en el predio de Ezeiza para darle forma escrita a los cambios: la rescisión del Fútbol Para Todos, la reforma del estatuto y la creación de la Superliga de primera. Es la tarea que el Gobierno le había pedido como condición para liberar el dinero de la cancelación del contrato que lo unía con la AFA hasta septiembre de 2019.

En rigor, habrá dos asambleas: una ordinaria y otra extraordinaria. En la primera se rubricará la salida del contrato con el Gobierno que en 2009 dio origen al Fútbol Para Todos, un pedido específico de la Casa Rosada. El Poder Ejecutivo solicitó que los asambleístas rubricaran la rescisión del convenio para evitar problemas legales futuros. Con la aprobación, el Gobierno liberará los $ 530 millones que había comprometido. Los clubes, sin embargo, sólo recibirán $ 350 millones. Los restantes $ 180 millones se utilizarán para pagar gastos corrientes de la AFA ($ 40 millones) y para afrontar los costos de producción de los partidos de primera hasta el final del torneo. Los $ 350 millones apenas alcanzarán para cubrir una cuota de los ingresos de TV para cada club, por lo que pese a la inyección de dinero se mantendrán los atrasos en los salarios de los futbolistas.

La Asamblea Extraordinaria servirá para encarrilar el futuro. Por un lado, se refrendará la reforma del estatuto, consensuada con la FIFA y la Confederación Sudamericana de Fútbol en los últimos tres meses. Por el otro, se creará la Superliga de la primera división A, que reemplaza a la actual (nunca conformada), también integrada por los equipos de la B Nacional.

El nuevo estatuto, del que la nacion obtuvo una copia, consagra y reitera que los clubes deben ser asociaciones civiles sin fines de lucro para poder afiliarse a la AFA. El nuevo artículo 10 también integra a la AFA a los llamados grupos de interés: futsal, fútbol playa, fútbol femenino, ex futbolistas, ex árbitros y ex directores técnicos. Además, menciona a la Superliga, que tendrá voz en la toma de decisiones, aunque no voto.

El nuevo estatuto también crea una nueva figura: la del director general ejecutivo. El puesto condensará toda la burocracia, de la que antes se encargaba el comité ejecutivo de 44 miembros. Dice el artículo 58 del nuevo estatuto que “tendrá a su cargo el trabajo administrativo de la AFA” y cobrará un sueldo. Es el único cargo rentado del nuevo organigrama del fútbol argentino. Al director general ejecutivo lo nominará el presidente y deberá ser aprobado por el comité ejecutivo, que ahora tendrá 15 miembros (en lugar de 44). Si la persona elegida para el cargo (en el caso de que Claudio “Chiqui” Tapia sea presidente, el candidato para el puesto es Pablo Toviggino, máxima autoridad del Consejo Federal) ocupa un puesto en algún club o en la AFA, deberá renunciar. A partir de ahora, el poder real de la AFA estará dividido entre el presidente y el director general ejecutivo.

El nuevo estatuto también crea un Tribunal de Ética, al que lo faculta para imponer sanciones a oficiales, jugadores e intermediarios. Para su primera composición, y con un mandato provisorio de seis meses (hasta la Asamblea Ordinaria de octubre próximo) el ascenso nominará como presidente a Guillermo Bameule (vicepresidente de Ferro) y a los abogados Ricardo Gil Lavedra y Oscar Ameal.

Por último, la Asamblea creará la Superliga del Fútbol Profesional, el nuevo nombre de la primera división A. La Superliga distribuirá según sus propios criterios los ingresos televisivos y tendrá hasta su propio estatuto. Sólo la integrarán los clubes de la primera A. Un porcentaje de los ingresos televisivos de la nueva estructura quedará en la AFA para financiar a las categorías del ascenso y pagar los gastos administrativos y sueldos del personal.