Messi no engaña, se enchufa y empieza a buscar la gran corona
BARCELONA.– La Champions League resulta inquietante en Barcelona. Tuvieron que esperar hasta 1992 para levantar su primera Orejona de la mano de Johan Cruyff, cuando Real Madrid ya acumulaba seis en las vitrinas del Santiago Bernabéu. Entonces, la excusa emergía rápido de la boca de los culés. "Las ganaron en blanco y negro". "Jugaban pocos equipos", "Antes era más fácil", justificaban en el Camp Nou, con mayor o menor retórica, con más o menos razón. El problema, en cualquier caso, no era que el Madrid solo gobernaba Europa. Era también el dueño de España. Hasta que Barcelona, con un tremendo zapatazo de Ronald Koeman batió a Sampdoria en Wembley 1992, la casa blanca contaba 25 ligas por las 11 del Barça.
Todo cambió desde que el Dream Team de Cruyff se bautizó en Europa: el Barça le pasó a ganar el pulso en casa y levantó 14 ligas por las 8 del Madrid. Sin embargo, a los muchachos del Santiago Bernabéu no hay quién le robe la corona en el continente. Real Madrid levantó siete Champions; el Barça, cinco. Hay algo que todavía fastidia más a los catalanes. En la era Messi, los blancos ganaron tantas Orejonas como los azulgrana. "¿Cómo se explica que, con Messi en el plantel, el Barça haya conquistado una de las últimas cinco Champions?", le cuestionaron a Philipe Coutinho, antes de la goleada 4-0 ante PSV Eindhoven. "Es difícil de explicar por qué Leo no ha ganado más Champions", resolvió. La duda que apretó al brasileño atormenta, en realidad, a todo el barcelonismo. Incluido, por supuesto, a Messi.
La promesa a la gente
"Si bien el año pasado fue muy bueno porque ganamos la Copa y la Liga, también es verdad que todos nos quedamos con la espinita de la Champions por cómo fue la eliminación (cayeron en cuartos ante Roma, después de haber desperdiciado un 4-1 del partido de ida). Así que prometemos que haremos todo lo posible para que esa copa tan linda y tan deseada por todos vuelva a estar en el Camp Nou", expuso el rosarino, en su estreno como primer capitán del Barcelona. Su discurso, por contundente, fue celebrado por todo el entorno azulgrana. Hay quienes sostienen en el club que el vestuario respeta aún más al Nº10 después de su parlamento en el Trofeo Gamper, antes del duelo ante Boca. Una cosa quedó clara en la casa del Barça: Messi no engaña. No disimula sus malos días, tampoco sus pretensiones. Y ayer, ante PSV, en el estreno de la nueva edición de la Champions, quedó claro que el rosarino quiere la Orejona de nuevo en Barcelona.
De entrada, lo de siempre. Cuando Barcelona aburre y se aburre ante defensas bien organizadas, apareció Messi para romper el plan de Van Bommel. La receta: el tiro libre. El repertorio del Nº10 es tan variado cuando se coloca a dos pasos de la pelota y apunta al arco que hasta el técnico holandés mando al mexicano Lozano a que se tire atrás de la barrera por si al argentino se le ocurría tirar el foul al ras del suelo. "Nos sorprendió cuando vimos a Lozano en el suelo", se sinceró Sergi Roberto. A Messi ni le importó. Dibujó una parábola delicada para dejar en inútil la estirada de Zoet, el arquero de PSV. "A veces, ni siquiera hay que darse vuelta para ver si la pelota entra. Solo hay que ir a felicitarlo", aseguró Rakitic. "¿Si hubo mejores lanzadores de faltas que Leo?", escuchó Valverde. "No lo sé. Pero te aseguro que como contrario siempre pensaba que nos la iba a meter y ahora que estoy con él siempre tengo la esperanza de que lo haga".
No se conformó. Firmó el tercero y el cuarto de Barcelona, para consolidar su posición como el segundo mejor goleador de la Champions (103), por detrás de Cristiano Ronaldo. Eso sí, al portugués le birló el primer puesto en hat-tricks en Europa. Ahora, Messi suma 8 tripletes por los siete del delantero de la Juve. En Barcelona resulta tan complicado de explicar la sequía en Champions como la ausencia de Messi en el premio The Best.
"Cuando ves a Messi cada día, ya sea en los entrenamientos o en los partidos, sabes bien quién es el mejor. Eso lo asumen todos los futbolistas del mundo", subrayó Guillermo Amor, responsable de relaciones institucionales de Barcelona. "Hace rutinario lo extraordinario. No se cansa de hacer hattricks en su carrera. Normalmente, si haces uno lo enmarcas; para él es una costumbre. Estamos viviendo algo único", terció Valverde.
Griezmann, aspirante al Balón de Oro, considera que ya se puede sentar a la mesa con Messi y Cristiano Ronaldo. El capitán del Madrid, Sergio Ramos, mandó al francés a la escuela. "La ignorancia es muy atrevida", soltó. A Messi le da lo mismo, solo quiere la Champions. Y cuando al Nº10, vestido de azulgrana, se le pone algo en la cabeza, hay que tomárselo en serio.
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