El Torneo Inicial. Otra tarde de dudas y problemas
Independiente volvió a sufrir y empató 1-1 con Quilmes; Terminó con diez jugadores por la expulsión de Benítez
En el césped, los estados de ánimo de Independiente no pueden abstraerse de todo ese enorme entorno de incertidumbre. Ayer, en su estadio, el Rojo pasó de los nervios a la esperanza, de la abulia a la ilusión y del desconcierto a la tensa espera sobre lo que vendrá. Adelante se le plantó un conjunto, Quilmes, que sabe mucho de armarse para la circunstancia que se le presente, que tiene ideas y que, para colmo, lleva un tiempo de elaboración añejo, nacido en las entrañas del duro certamen de la B Nacional. Suficientes argumentos como para hacerles entender a los dirigidos por el Tolo Gallego que la de ayer en Avellaneda iba a ser otra difícil jornada en el sendero de la salvación, que apenas transita la sexta escala del torneo Inicial. Por eso no llamó la atención que de a ratos pesaran más en el medio campo los experimentados Caneo, Mattos y Garnier que los volantes de Independiente, contagiados de los murmullos que siempre revolotearon desde las tribunas y nerviosos ante un promedio que ya alarma a todo el mundo.
El Rojo quiso arriesgar, es cierto. Pero en ese cometido también se encontró con la sólida defensa cervecera, que, además de marcar bien, sabe cuándo adelantarse y dar una mano en el objetivo final: que la pelota le llegue a Cauteruccio para lastimar al rival de turno. Y el delantero de Quilmes complicó al fondo local a los 24 minutos, cuando Navarro, con las piernas, lo privó de abrir el marcador.
Fue ése el primer aviso para las dudas de la última línea, que Independiente no supo atender a tiempo. Diez minutos más tarde, los defensores del equipo de Avellaneda volvieron a quedar mal parados y Cauteruccio, siempre inquieto, se la dio a Caneo, que la punteó para la entrada de Mansilla y éste, con un tiro cruzado, puso el 1 a 0.
Si hasta entonces a Independiente no le sobraba orden, la situación se agravó. En la mitad de la cancha, se perdían pelotas imposibles; adelante, a los atacantes les costaba dar dos pases seguidos y les rebotaban las pelotas en el cuerpo. Quienes debían poner la cabeza en frío, pensar y elaborar (Leguizamón, Battión) no aparecían ni asomaban en condiciones de asociar juego. Desde el banco, tampoco Gallego parecía encontrar la solución para neutralizar el mejor juego de Quilmes, que para variar pudo ponerse 2-0 a los 41 minutos, pero el remate de Cauteruccio, mano a mano con Navarro, dio en el travesaño.
El déficit de Independiente, que hasta ayer sólo llevaba un gol en el campeonato (y, para colmo, logrado por un defensor), amagó con resolverse en el comienzo del período final. Iban sólo seis minutos cuando Ferreyra envió un centro atrás y Farías, que ingresaba a la carrera, levantó a la gente y anotó el empate. Sucede siempre que el más necesitado ve su oportunidad: Gallego interpretó que era el momento de ganarlo y apostó a los cambios ofensivos, entre los que se contó la entrada de Fredes, un hombre que remata muy bien de media distancia, vista la imposibilidad de vulnerar a la defensa quilmeña.
Mejoró Battión, que, más allá de los errores, se adueñó del medio junto con Ferreyra, y el panorama pareció otro. Vale decirlo, Quilmes aflojó bastante y ya no fue el mismo del primer tiempo. Pero este Independiente, cuando no es por fallas ajenas, se complica con incidentes propios, como la expulsión de Benítez. Allí volvieron las protestas de la gente, esta vez contra Delfino, ya que todos entendían que con una tarjeta amarilla todo se hubiese solucionado de un modo más lógico.
Con diez jugadores, Independiente cambió su postura y ya no veía con malos ojos el empate, o al menos interpretó que el negocio podía terminar peor si arriesgaba más de la cuenta. A Quilmes el punto también le sentaba cómodo. Y así, entre protestas a Delfino, algunos intentos desde lejos de Fredes y Ferreyra, y cierto enojo por seguir con una racha negativa que de momento parece no tener freno, el Rojo se fue a la espera de renovar el aire para enfrentar otra semana difícil.
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partidos sin victorias lleva Independiente por torneos locales y dos más en la Sudamericana, aunque en ésta eliminó a Boca.