Otra vez gracias a la fórmula colombiana

En un encuentro enredado, fueron determinantes para que River refuerce la candidatura al título. No fue una noche de brillo, el partido resultó de escaso vuelo técnico, pero con sus apariciones desataron el nudo. En las figuras de Carlos Carbonero y Teo Gutiérrez el técnico Ramón Díaz tuvo a la fórmula del éxito: el volante, que se acostumbró a vestirse con ropas de goleador, de arremetida, después de un despeje corto del arquero Conde, marcó el camino de la victoria; el atacante, con una definición en la que enseñó sus cualidades técnicas, selló la victoria, tras recibir un pase de su compatriota, dominar con el pecho la pelota y definir al ángulo.

Desde el inicio, Teo se enseñó peligroso. Participó en la mayoría de las acciones de riesgo que generó River y tuvo su premio en el final. Antes del cuarto de hora del partido tuvo dos situaciones; en el segundo tiempo le llegó el desahogo. También fue a él a quien le cometieron el penal y, aunque deseó ejecutarlo, la responsabilidad la tomó Cavenaghi.

También Carbonero, participativo en la elaboración, fue punzante. En el primer tiempo desperdició una oportunidad, después de un defectuoso cabezazo de Bastía. No claudicó en la búsqueda, y cuando el apuro se agigantaba, rompió el cerco.