Otro Barcelona: Messi, en su versión melancólica y Mascherano, un gris lateral
El conjunto de Luis Enrique perdió con Málaga 2-0, en la previa del choque con Juventus por la Champions
Lionel Messi es un artista incomprendido: lo que hace no causa el impacto deseado, ni en sus compañeros ni en la Rosaleda, un pequeño escenario para casi 30.000 simpatizantes de Málaga, un equipo diminuto, en historia y en billetera. Suele tomar el balón, entre amagos y sutilezas, pero a medida que su liderazgo se balancea y el desarrollo lo esquiva, se nutre de su otra esencia: la versión melancólica. Sólo le quedan un puñado de tiros libres, casi todos estacionados en la barrera. Sin Neymar, expulsado en el tramo final, se desinfla, se convierte en una pieza impensada: literalmente, en uno más.
Amigo y compañero aquí y allá –en Barcelona y en el seleccionado–, Javier Mascherano juega detrás de su propia sombra. Casi siempre al límite de faltas en el área –se salvó de un penal, ignorado por el juez–, quedó otra vez atrapado en las fotografías de los goles adversarios, sin el tiempo ni la distancia de los viejos buenos tiempos. Fue corrido, esta vez, al callejón de la derecha: como 4, el Jefe es un aprendiz. Con la selección en el centro de la escena –por el entrenador, por el desempeño, por la clasificación, por las figuras desteñidas–, actuaciones individuales como las exhibidas en la sorpresiva derrota de Barcelona ante Málaga por 2 a 0, generan una inquietud aún mayor. Más allá de que Leo está suspendido, hay otros casos de figuras repetidas que ya no sólo trastabillan en celeste y blanco.
“Nos ha faltado frescura y finura al tener al balón. El rival se ha posicionado bien, les ha salido bien el planteamiento”, comentó Mascherano, derrumbado –como su equipo–, luego de desaprovechar el empate de Real Madrid. Y con una llave de la Champions que promete sacar chispas: pasado mañana jugará contra Juventus, en Turín, por los cuartos de final. El líder italiano doméstico se impuso por 2 a 0 sobre Chievo Verona, con dos tantos de Pipita Higuaín (también marcó Sergio Agüero, en el triunfo por 3-1 de Manchester City ante Hull City).
Los goles de Málaga fueron marcados por Sandro Ramírez y Jony, cuando el desarrollo se había quebrado, con la pelota envuelta en desesperación catalana y contraataques malagueños. Barcelona mira desde abajo a Real Madrid, ahora con la angustia de no saber si tendrá a Neymar en el clásico del próximo 23.
“No tengo ni idea de lo que va a pasar en el futuro. Son competiciones distintas y me quedo con que el equipo ha luchado hasta el final y el resultado ha sido totalmente injusto, merecíamos la victoria”, comentó Luis Enrique, el DT de Barcelona, al menos, hasta el final de la temporada.
Se viene el choque contra el gigante italiano, el equipo europeo que mejor juega junto con Bayern Munich. Con Higuaín, fiel a su estilo, implacable en el calcio y desinflado en la selección. También Pipita espía, ahora, la prestigiosa competencia europea. “Debemos descansar tanto como podamos para prepararnos para el partido con Barcelona. Estamos luchando por los tres títulos y no muchos equipos pueden presumir de esto”, se entusiasma.
La Triple Corona también es un desvelo para Barcelona, más allá de que en los últimos tiempos se sustenta entre sinfónicas y aullidos, casi sin términos medios.
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