Opinión. Pidiendo a gritos ayuda por Facebook
La exclusividad en su máxima pureza. En la ya preferencial bahía de Montecarlo, donde los yates más sofisticados solicitan amarra con casi un año de anticipación para pagar la cotización más cara del año, todo costo que se vincule con la llegada de la Fórmula 1 al principado es apenas un detalle de los tantos que abundan en la cita más glamorosa del automovilismo.
Claro que el deporte suele quedar marginado ante la opulencia de las características propias de un Gran Premio que recibe a las grandes estrellas del mundo del espectáculo (con el Festival de Cannes a sólo 30 kilómetros) más algunos ídolos futbolísticos y de otras disciplinas deportivas.
¿Qué diría la prensa internacional si en un autódromo (cualquiera, a elección del lector) se repavimentara el circuito apenas una semana antes de la llegada del gran circo de la velocidad? Mientras las fiestas parecen contagiarse de yate en yate, a metros, las máquinas viales trabajan para emparejar el piso callejero por el que giran las opulentas máquinas.
No sólo aceleran los Fórmula 1. Allí también hay otras categorías preliminares que muestran a los jóvenes talentos que sueñan con manejar un auto de la máxima categoría. Y más allá del glamour y del asfalto aún caliente, el lento trazado urbano permite a los talentosos lucirse. Este fin de semana allí habrá un argentino. Tenía todo en su favor para manejar un auto de la World Series by Renault, una categoría que catapulta conductores a la máxima exposición. Esteban Guerrieri está en Mónaco junto con el equipo ISR Racing, el mismo con el que ganó hace dos semanas en el complejo circuito belga de Spa-Francorchamps.
Pero el piloto de Ramos Mejía no estará arriba de un auto. Lamentablemente, por falta de presupuesto, Guerrieri debió bajarse y en los boxes monegascos estará como driver coach (una suerte de consejero de pilotos) para otros chicos que tienen los bolsillos lo suficientemente abultados para correr allí.
Guerrieri pide a gritos apoyo. Es el único piloto que se quedó en Europa para aferrarse a un sueño: acceder a la Fórmula 1. Desde allá observó cómo se manejó en la Argentina la gestión para que su ex compañero de otros tiempos, José María López, intente llegar a la máxima categoría. Y a él se le dio la espalda.
Guerrieri da los pasos lógicos en las categorías adecuadas, y pide ayuda. Sólo basta abrir el tan mentado Facebook, buscar su página y leer: "Viajando mañana para Mónaco... ¿A correr? No: ¡¡a trabajar de driver coach para el equipo ISR!!", o "Amigos/as... ¡¡¡Esta carrera la tenemos que ganar todos juntos!!! Difusión para conseguir apoyo... ¡¡Como se les ocurra!! Gracias". ¿Alguien lo lee o lo escucha?
lanacionar