Por fin, una alegría para Independiente

No iban a durar cien años los males de Independiente: tanto sufrimiento y tantas tardes y noches frustrantes tenían que terminar alguna vez. Haber repuntado futbolísticamente de la forma en que lo hizo anoche, sin deslumbrar pero con un rendimiento general bastante aceptable, puede ser el punto de partida de su recuperación. Pero como el fútbol vive del día a día, los Rojos saben que ahora necesitarán apuntalar esta mejoría, que les alcanzó holgadamente para superar a Rosario Central por 2 a 0.

Probablemente lo más digno de elogio de lo que mostró anoche Independiente residió en la postura con que encaró el partido: lejos de desesperarse o apurarse por superar rápidamente su ansiedad o calmar la de la gente, salió tranquilo, convencido de que debía buscar lo suyo con una serenidad no exenta de firmeza. Nada de pretender llevarse por delante de entrada a Central. Lo ayudó la actitud de un público que no regó murmullos como en los últimos partidos, salvo por los que se despertaban cuando en el comienzo tocaba la pelota Moreno. Ya se verá que el colombiano supo cómo callarlos.

Ese fue el primer factor que le permitió mostrarse muy superior a los rosarinos. Desde una recuperación de pelota muy eficaz de Herrón y de Pusineri, le dio a la posesión una utilidad importante a través de lo que hacía Montenegro, cerebro y creador del equipo. Junto con la rotación continua de varios hombres, fue esa presión, que prácticamente anuló los intentos de Central, la que le permitió al Rolfi abrir canales de juego; lo mejor de su repertorio de anoche se vio cuando se asoció con Sosa.

La consecuencia de todo fue natural: Independiente mostró una imagen radicalmente cambiada respecto de su deprimente arranque en el torneo. Encontró en la cancha esa unión que tanto perseguía su DT. En ese primer tiempo muy satisfactorio generó cinco situaciones claras de gol, y si hubiese tomado más diferencia que el 1-0 no habría resultado exagerado. El gol fue una jugada de derecha a izquierda que terminó encontrando solo en el área a Moreno; el colombiano evaporó los reproches de la gente con un buen remate cruzado.

No hay que pasar por alto que Central significó una oposición débil. Sus inconsistentes argumentos estaban en la soledad de Zelaya en la ofensiva y el atrevimiento que cada tanto nacía de las gambetas de Di María. Fuera de eso, el equipo de Gorosito era una expresión futbolística indolente, sin peso. A tal punto que lo único positivo que generó en el primer tiempo se debió a una mala salida de Báez.

Independiente se fue apagando de a poco en el segundo tiempo. Recortó sus ambiciones paulatinamente, aunque mantuvo en alerta a Montenegro para generar peligro cuando le llegara la pelota. El Rolfi echó de menos un socio para esa tarea; a veces Pusineri y a veces Moreno lo asistieron, pero no era suficiente. Hubo quince minutos en los que volvieron las vacilaciones de los Rojos para mantener una ventaja, que lo impulsaron a retroceder. Pero la tibieza de Central, que no se modificó con los ingresos de Belloso y de Alemanno, no castigó ese lapso de dudas. Los rosarinos terminaron de facilitarle las cosas a su rival con una tontería del Kily González, que desde el piso golpeó a Calello y se fue expulasdo. Más tranquilo, a Independiente le quedó resto para cerrar la noche con otro gol, de Fredes -tras un pase atrás de Montenegro, para variar- y darse el respiro que tanto necesitaba.

5 partidos había estado sin ganar Independiente, desde la fecha 18a del Apertura.

EL DEBUT

Acuña tuvo una floja presentación en Central

Anoche, por fin, se produjo el debut de Roberto Acuña en Central. Al volante paraguayo se lo vio fuera de ritmo, muy estático.

LA ACTIVIDAD

El "enclaustramiento" podría repetirse

Visto el buen resultado, no sería extraño que esta semana Independiente repita la miniconcentración en Open Door, a 70 km de la Capital.

EL ARBITRO

Bassi volvió después de una ausencia prolongada

Gustavo Bassi volvió a dirigir anoche después de 23 fechas, tras superar una lesión en la columna. Su tarea fue aceptable.