Por qué Boca quedó mejor perfilado que River para la finalísima de Madrid
Cambia, todo cambia. Nada es lo que parece en el fútbol y, más aún, cuando transcurren un puñado de días. Boca y River empataron 2 a 2 en un eléctrico partido, jugado en la Bombonera, el 11 de noviembre pasado. El desquite, previsto para el 24 en el Monumental –luego, para un día después–, fue postergado. Pasó casi, casi, un mes. Ahora sí: la final se jugará este domingo, en el estadio Bernabéu, pero River y Boca ya no son los mismos. Más allá del escenario, de las dos hinchadas, de todos los condimentos que juegan desde las bases, el equipo que dirige Guillermo Barros Schelotto es otro; algo mejor. Y el conjunto que conduce Marcelo Gallardo es otro; bastante peor.
En cuanto a la estructura general. Y, sobre todo, en referencia a las figuras. Boca no es un equipo que mueve montañas: sigue sin un plan establecido y lo salvan sus principales estrellas, las de adentro o las de afuera. Pero se acostumbra a ganar –Patronato, Independiente– y sabe sufrir. River quedó eliminado de la Copa Argentina –contra Gimnasia LP, por penales– y no solo va a buscar la gloria lejos de casa: si no gana la finalísima, ya no podrá jugar la Copa Libertadores de 2019. Boca le saca una diferencia evidente en seis casos puntuales. Uno por uno.
- Esteban Andrada (+): en la antesala de la final que no fue, estaba en duda, tenía poco rodaje y Agustín Rossi había tenido una convincente primera final. Sumó minutos, sumó entrenamientos y se convirtió en el mejor refuerzo.
- Carlos Tevez (+): pasó de ser una figura indispensable en la intimidad a un valor superlativo que hasta puede ser titular. Se destacó con Patronato y lideró el reclamo la fatídica tarde del Monumental.
- Cristian Pavón (+): sufrió un desgarro durante el primer choque copero y estaba descartado para el encuentro previsto el 24. Le falta fútbol, pero los tiempos están de su lado y para el Mellizo es una figura imprescindible, más allá de que su salida –y el ingreso de Benedetto– le dio un mayor ímpetu al equipo.
- Edwin Cardona (+): de postergado a salvador, en el clásico contra Independiente; entró, marcó un golazo y, más allá de su forma física, puede ocupar un influyente lugar en el banco.
- Wanchope Abila (¿?): tiene una sobrecarga en los gemelos, se entrena de forma diferenciada.
- Lucas Olaza (¿?): fue reemplazado en el entretiempo por Emmanuel Mas en Avellaneda por un traumatismo en la rodilla derecha. Podría jugar.
- Franco Armani (¿?): indispensable en el trayecto copero, decisivo en el mano a mano del final que resolvió frente a Benedetto, tuvo errores y dudas en los dos goles xeneizes y la misma imagen ofreció en el 2-2 con Gimnasia, que derivó en los penales (atajó uno, a Víctor Ayala). Siente el trajín de una temporada agitada.
- Ignacio Scocco (-): con un desgarro, no iba a jugar en el Monumental. De ese escenario a hoy, transcurrieron 11 días y no mejoró demasiado; no llegaría.
- Rodrigo Mora (-): podría haber sido titular en Núñez, ahora sufre otra vez por su seria lesión en la cadera.
- Juan Fernando Quintero (-): tiene una contractura en el gemelo izquierdo, sufrida horas antes del choque con Gimnasia por la Copa Argentina. Titular o suplente, es un futbolista clave.
- Leonardo Ponzio (+): vuelve el capitán, suspendido en el primer encuentro. Es el símbolo.
- Julián Alvarez (¿?): de 18 años, es hábil, tiene personalidad y le falta roce. Una alternativa, sin Borré y con Mora en suspenso.
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