Por qué el campo de juego del estadio de La Plata está en pésimas condiciones

En el encuentro frente a Patronato, por la Superliga, Estudiantes hizo de local en un campo de juego antiestético, con una llamativa mezcla de colores (verde, amarillo, negro y el blanco de las líneas), por una sencilla razón: está harto de ser siempre visitante. De trasladarse a la cancha de Quilmes cada vez que actúa de local. El Pincha no jugaba en La Plata desde mayo del año pasado (261 días), cuando derrotó por 3 a 1 a Nacional de Montevideo para acceder a los octavos de final de la Copa Libertadores.

Desde lo visual el reestreno del terreno del Estadio Ciudad de La Plata estuvo lejos de un nivel acorde a la primera división, eso no está en discusión, aunque también es cierto que la cancha no presentó tantas dificultades en relación a la homogeneidad de la superficie. Sin ser un billar, la manchada cancha permitió que la bola rodase sin grandes inconvenientes.

Cabe recordar que el nuevo terreno de juego presenta un sistema híbrido (90 por ciento de césped natural y 10 % de sintético), una modalidad poco usada en la Argentina, aunque utilizada con frecuencia en Europa.

¿De qué forma podría Estudiantes evitar estas desprolijidades sin salir de su ciudad? Finalizando su propio estadio, el de 1 y 57; un escenario que no utiliza desde 2005 y que espera por su ansiada inauguración (desde hace más de un lustro, siempre proyectada para el año siguiente). Predicciones que, por supuesto, hasta ahora no se han cumplido. La actual comisión directiva, con Juan Sebastián Verón a la cabeza, planea completar la obra antes de que se esfume 2019, pero lo concreto es que el Jorge Luis Hirschi aún aguarda por varios ítems como, por ejemplo... el campo de juego.