Punto de vista. Privilegios geográficos
Nada mejor ni más beneficioso que ser un país sudamericano para tener altísimas posibilidades de estar en un Mundial de fútbol. La última jornada clasificatoria, por disputarse mañana, se convirtió en un hervidero de sospechas y supuestas conspiraciones por la plaza para el repechaje que tiene con el corazón en la boca a Uruguay, Colombia y Chile.
Esos tres seleccionados pugnarán por el último atajo que queda para llegar a Alemania. Los que se queden al margen no podrán quejarse de la falta de oportunidades, porque en ningún otro continente hay facilidades tan extendidas para ingresar en un mundial con campañas mediocres o malas como las de los que quieren colarse por el quinto puesto del repechaje. Por algo los tres equipos se fagocitaron a sus técnicos en el camino. Carrasco debió irse de Uruguay; Maturana, de Colombia, y Olmos, de Chile.
Veamos algunas comparaciones. Uruguay aún conserva esperanzas pese a haber obtenido sólo el 43 por ciento de los puntos disputados (22 sobre 51), mientras que el 70 por ciento de eficacia de Senegal y Camerún (21 sobre 30) apenas les alcanzó para ver el mundial por televisión.
En Europa, el margen de error también es mucho más reducido. Sólo avanzan de manera directa los primeros de los ocho grupos y los dos mejores segundos. Los otros seis escoltas van a un repechaje. España y Francia están con la angustia en el cuerpo. Algunos empates como local los obligaron a ganar mañana y esperar otros resultados para conocer su suerte.
Por eso, en muchos aspectos de la vida, América del Sur es la tierra de los excluidos, marginados, de los oprimidos por la pobreza estructural. Pero si se trata de figurar en el escaparate de un Mundial, ésta es una geografía privilegiada, pródiga en oportunidades.
Esta bonanza tiene un anclaje histórico y una fuerte defensa política en la FIFA, con Julio Grondona a la cabeza. América del Sur se hace valer con nueve títulos mundiales, uno más que los conquistados por los europeos. Brasil, en Suecia 1958, se coronó en el Viejo Continente, algo que nunca lograron los europeos en suelo americano. Los méritos deportivos están acreditados, pese a que por aquí el potencial está concentrado preferentemente en Brasil, la Argentina y el pasado de Uruguay, mientras que del otro lado del Atlántico se atomiza en varias naciones.
El resto pasa por el poder de negociación en los despachos para defender derechos adquiridos. Tras el Mundial 2002, la FIFA estaba dispuesta a quitarle a la Conmebol la plaza del repechaje, pero finalmente no hubo modificaciones. Los clubes europeos más importantes patalean por el extenso calendario de las eliminatorias, que los obliga a ceder gratis los jugadores por los que pagan millones de euros, pero no lograron torcerle el brazo a América del Sur.
¿Se mantendrá este sistema para Sudáfrica 2010? Seguramente sobrevendrán nuevos embates para que esta región del planeta no siga siendo la autopista más directa a un Mundial.
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