Racing y River, dos estilos opuestos reabren la intriga
Virtudes, defectos y sensaciones de los equipos que, separados por tres puntos, encaran las dos fechas finales
A pesar de los innumerables intentos por desentrañar sus misterios, el fútbol se mantiene como un producto inestable e inapresable. Camaleónico, no muda de color al cabo de cada estación, sino al atardecer de cada domingo. Muchas de sus verdades son relativas, la mayoría de los conceptos son pasajeros y una buena parte de las impresiones son rápidamente perecederas.
Esta tendencia a dejarse llevar por la última evidencia tritura cualquier otro antecedente. Como si en cada semana empezara un nuevo campeonato. Esa sensación quedó instalada después de la antepenúltima fecha del Apertura, con el empate de Racing y el triunfo de River , los únicos dos que se disputan el título. La reducción de la diferencia entre ambos a tres puntos congeló un poco el favoritismo de la Academia y esa imagen que da River cuando en algunos partidos se le caen los goles de los bolsillos.
Es cierto que matemáticamente hubo una aproximación, pero de cara al próximo domingo se repite una situación que ya era factible anteayer: si el conjunto de Ramón Díaz no le gana a Argentinos y el de Merlo supera a Lanús, habrá campeón una fecha antes del final. Sin embargo, siempre con el termómetro que se fijó hace 48 horas para el resto de la semana, parecería que el sprint que pueda ensayar River está en condiciones de darle caza a un puntero que en las últimas fechas tuvo dos inconvenientes que no son menores: hacer goles y ganar.
Como en toda definición, y más en un deporte en el que la mente y el estado de ánimo son tan capaces de provocar un milagro como una catástrofe, algunos actores apelaron al recurso del shock. Eso es lo que hizo Merlo al archivar su metódico y humilde discurso del "paso por paso" por el ambicioso y grandilocuente "vamos a salir campeones". Sin dudas, el técnico quiere que esa expresión pública sea un reactivo para sus jugadores. De haber triunfado anteayer, muy probablemente la consigna del entrenador habría sido "falta un paso". Pero en medio de un mal día, la salida fue hacerse cargo de la terrible presión de 35 años sin un título argentino.
Es que tras el 0-0 ante Banfield fueron los primeros puntos en el torneo que a Racing le duele haber dejado pasar de largo. Porque no estaban dentro de las previsiones, como sí podrían estarlo los que resignó ante Independiente, Boca y River, por citar tres encuentros. Y encima, el retroceso ocurrió justo en un momento clave.
Las últimas muestras dan para pensar que no es la mejor versión de Racing la que llega a esta definición . Si bien ya se sabe del reducido ideario futbolístico del equipo, ahora le sumó una imagen algo gastada y conflictuada en lo ofensivo.
River no sólo es el enemigo de Racing, sino también lo opuesto en su concepción como equipo. Tiene un volumen futbolístico superior al de la Academia, individualidades más desequilibrantes y un gran poder de fuego en el arco rival cuando aúna inspiración con decisión colectiva.
Pero su ciclotimia le pasó duras facturas.A River le sobraron goleadas y le faltaron triunfos imprescindibles. Es capaz de lo mejor y de lo peor sin ninguna transición ni punto intermedio.
Hubo dos empates con saldo de desencanto por el valor simbólico de esos choques: ante Boca, porque no erradicó el trauma de la paternidad boquense, y frente a Racing, porque no pudo acortar la brecha con el líder. Resultados que le trajeron un castigo añadido, ya que en ambos encuentros demostró que disponía de los medios y de la actitud para ser superior y ganar, pero después de estar en ventaja se inclinó por una conformidad y apichonamiento -propiciado por los cambios de Ramón Díaz- para los que no tuvo oficio.
Quedan dos fechas y la intriga está abierta para todos los gustos, aunque el título le dará la razón sólo a uno.
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