River campeón: ahora, el sueño del Mundial de Clubes y el décimo título del ciclo de Marcelo Gallardo
"Que la gente crea, porque tiene con qué creer". A partir de hoy, decenas y decenas de hinchas millonarios correrán hacia su tatuador de cabecera para estamparse con tinta esa frase en la piel. Promesa o locura, las palabras de Marcelo Gallardo que ya quedaron inmortalizadas en la memoria del hincha, se transforman en gargantas rojas, camisetas al viento, lágrimas desparramadas, ojos vidriosos, abrazos eternos, llantos interminables, gritos eufóricos y saltos hacia la eternidad. Difícilmente algo pueda empañar lo que hoy es un cielo pleno de felicidad después de días de incertidumbre, tristeza y desazón por los incidentes vividos el 24 de noviembre en Núñez.
River volvió a ser River para quedarse con la gloria máxima: conquistar la Copa Libertadores frente a Boca en el Santiago Bernabéu, un escenario impensado pero que empezará a tener un sabor especial. Un sueño (¿alguno lo habrá imaginado alguna vez?) hecho realidad después de dejar atrás una tormenta que hoy parece haber sido el puntapié del resurgir.
Serán días de alegría inconmensurable. Nadie puede expresar a ciencia exacta lo que sucede en el corazón y el alma de los afortunados que pudieron presenciar la final en Madrid y los millones que la siguieron por la televisión, la radio, el celular o la tablet desde la Argentina o cualquier parte del mundo. Pero todos comparten un sentimiento que se irá potenciando con el correr de las horas: la pasión desborda pero el año todavía no terminó. Hay un futuro por delante con nuevos objetivos y desafíos por cumplir. Primero, el Mundial de Clubes con la ilusión de poder enfrentar a Real Madrid. Y, luego, ya en 2019, la Copa Libertadores y la Recopa Sudamericana.
La imaginación ya no puede parar de volar en los pasillos del Monumental. Muchos ya idealizan con el viaje a Emiratos Árabes Unidos, la conexión entre Al Ain y Abu Dhabi, los jeques, las valijas por armar, los miles de hinchas poblando cada calle del país oriental y los partidos previos que definirán al rival de la semifinal: Al-Ain (campeón de la Liga Árabe del Golfo) jugará con Team Wellington de Nueva Zelanda y el ganador se medirá con Espérance Sportive de Tunis de Túnez. De allí saldrá el equipo que se medirá con River el 18 de diciembre en el estadio Estadio Hazza bin Zayed de Al Ain.
En tierras asiáticas, el técnico Marcelo Gallardo y su tropa buscarán el décimo título del ciclo, que ya acumula seis internacionales (Copa Sudamericana 2014, Recopa Sudamericana 2015, Copa Libertadores 2015, Copa Suruga Bank 2015, Recopa Sudamericana 2016 y Copa Libertadores 2018) y tres nacionales (Copa Argentina 2016, Copa Argentina 2017 y Supercopa Argentina 2018) en cuatro años y medio de trabajo. Así, el Muñeco igualó a Ramón Díaz en la tabla de técnicos más ganadores.
La conquista de la Libertadores y la clasificación a la de 2019 también es un aliciente económico para el club por dos aristas muy marcadas. Primero porque este año, por los premios que entrega la Conmebol, le ingresaron 10,85 millones de dólares: 600 mil por cada partido de la fase de grupos, 750 mil por avanzar a octavos de final, 950 mil por clasificar a cuartos, 1,35 millones por acceder a semifinales y 6 millones por levantar el trofeo.
Además, a eso hay que sumarle la recaudación por la venta de entradas, que en esta edición superó todos los récords: le ingresaron alrededor de 100 millones de pesos en la final (River los conservará ya que Conmebol le repondrá el dinero para devolvérselo a los hinchas), 60 millones en la semifinal, 40 millones en los cuartos y 38 en los octavos. A un tipo de cambio promedio de 38,5 pesos por dólar, son 6,20 millones de dólares. Es decir, un total de 17 millones de dólares entre premios y facturación por tickets. Una cifra exorbitante que contribuye de forma importante en un momento delicado de la economía para las instituciones deportivas en el país.
Al margen de los números, ni la gloria lograda ni una derrota lo hubieran hecho tambalear a Gallardo de su puesto, más allá de que muchos podrían pensar en un retiro con el broche de oro de su ciclo. Dejar el cargo a fin de año no parece ser una opción que hoy pase por la cabeza del entrenador, que tiene contrato hasta diciembre de 2021 y, por ahora, piensa cumplirlo.
"Nada dura para siempre. La estabilidad la da uno con sus energías y también los resultados. Más allá del contrato, me baso mucho en cómo llego a fin de año, los desafíos y mi entusiasmo. Si veo que hay comunión entre las partes… no tengo por qué cambiar", dijo tiempo atrás. Y ahora las condiciones para su continuidad parecen estar más dadas que nunca antes.
El proyecto del Muñeco siempre estuvo más allá de los resultados, a pesar de que lo han acompañado (y lo siguen haciendo) en gran parte de su gestión. Hoy, con la renovación de las categorías infanto-juveniles como uno de los bastiones a desarrollar, el cuerpo técnico ya piensa a futuro: está todo reservado para realizar en enero la pretemporada de verano en el complejo Solanas de Punta del Este.
Próximamente también comenzarán los planes para potenciar a un plantel que tiene puntos a pulir como el recambio en la defensa y la delantera, principalmente. Y que también deberá rearmarse: Gonzalo "Pity" Martínez sería vendido a Atlanta United de Estados Unidos por 15 millones de euros (el club tiene el 80% de su pase) y Exequiel Palacios a Real Madrid por más de 20 millones (el club es dueño del 75% de su ficha). Aunque no se descartan las posibles partidas de otros nombres como Gonzalo Montiel o Juan Fernando Quintero.
Pero ya habrá tiempo para los análisis y los balances. Ahora es momento de festejo, de alegría, de desahogo, de una celebración que parece ser eterna. Y en pocas horas vendrá el tiempo de intentar despegar la resaca del plantel para seguir dando pelea: el Mundial de Clubes lo espera. Grandes desafíos para el grupo de trabajo que tiene en Gallardo un líder natural que vive de la constante renovación de energías, no sabe de imposibles, cambió la historia del club y lo posicionó en un lugar histórico del fútbol mundial que nunca antes había alcanzado. Vaya si lo ha demostrado.