River se regaló una pequeña fiesta, goleó y terminó tercero en el Mundial de Clubes
ABU DHABI, Emiratos Árabes.- Todo el entusiasmo de los suplentes de River, que se subió al tercer lugar del podio del Mundial de Clubes al derrotar por 4-0 al Kashima Antlers de Japón, en realidad empezó en las tribunas del estadio Sheikh Zayed, donde los cerca de 5000 hinchas millonarios fueron los grandes protagonistas de la tarde árabe.
"¡Dale campeón, dale campeón!" y el "¡Vamos River Plate!" fueron los hits más cantados, además del "un minuto de silencio... ¡para Boca que está muerto!", que era mirado con asombro y curiosidad por los periodistas japoneses y también por los simpáticos 500 seguidores del Kashima.
Fue un desahogo para los fanáticos que desembolsaron, en promedio, 4000 dólares para llegar hasta este lugar. Porque muchos estaban aterrizando en los Emiratos mientras Al Ain se quedaba con la definición por penales y el pase a la final ante el equipo de Gallardo, el martes, o incluso después. Ni el más pesimista de los hinchas pudo haber imaginado ese escenario. Y entonces, no quedó otra que resignarse, aprovechar la inversión para conocer ciudades modernas, seguras y pulcras, como Dubai o Abu Dhabi, y hoy regalarle un mimo a su equipo, aunque enfrente no estuviera el Real Madrid ni en juego el título del Mundial de Clubes.
#ClubWC | [R][R][R]@atlrs_english 0-4 @CARPoficial[R][R] Goals from Bruno Zuculini, Santos Borre & a farewell brace from Gonzalo Martinez saw River Plate take bronze at UAE 2018 ??[R] pic.twitter.com/1db2GoFlXX&— #ClubWC [R] (@FIFAcom) 22 de diciembre de 2018
La gente celebró con los goles de Zuculini, de cabeza, de Santos Borré y los dos del Pity Martínez, que se despidió del club. Pero lo que se vio aquí es una pequeña muestra de lo que se podrá vivir mañana en el Monumental, cuando alrededor de las 15.30 comience la gran fiesta de homenaje al campeón de América en el Monumental. Porque después de ver la final desde la tribuna y recibir su medalla por haber ocupado el tercer puesto, la delegación millonaria dejará suelo árabe a las 2 de la madrugada de este domingo. Y cuando llegue a Ezeiza, irá directo al estadio. Sin Armani, que de aquí se va a Colombia a celebrar la Navidad con su familia, algo que también analizaban Borré y Quintero.
El marco no fue el imaginado. De ningún modo. River se presentó con una alineación alternativa y frente a un estadio Sheik Zayed ocupado en un 20 por ciento de su capacidad para 43.000 espectadores cuando la pelota comenzó a rodar, y que con el correr de los minutos se fue llenando, a la espera de la final y del Real Madrid.
Fue un contexto demasiado pobre para la riqueza cosechada en este 2018, en el que River se propuso ganarle la Supercopa Argentina a Boca, en la primera final entre los rivales eternos en 41 años, y lo consiguió el 14 de marzo en Mendoza. Y luego se trazó el objetivo de levantar por cuarta vez la Copa Libertadores y lo logró. Con un plus inesperado, pero a la vez soñado: otra vez frente a Boca, en un 9 de diciembre que quedará marcado para siempre en el calendario millonario.
El modo vacaciones, del cual se venía hablando en los últimos días, también se metió en el campo de juego. Porque Marcelo Gallardo consideró adecuado liberar a varios de los grandes protagonistas de este año (Armani, Maidana, Ponzio, Pity Martínez, Nacho Fernández, Pratto) para que comiencen a recargar energías rumbo a lo que viene: un 2019 difícil.
Porque como explicó ayer el propio DT en rueda de prensa, es muy complicado plantearse nuevos objetivos después de haber conseguido el título más importante de la historia del club. El que aun si se repitiese, será inigualable por cómo se dio y dónde se definió. Y para eso el entrenador considera muy importante recuperar la lucidez mental de su columna vertebral.
Pero es tiempo de celebrar. A lo grande y ante su gente. Como soñó hacer el 24 de noviembre y será un mes más tarde. Pero al fin será. Para que el broche de este año inolvidable sea a pura fiesta. Como se merece este equipo.
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