River se chocó con su realidad

En una tarde asfixiante, Isidro Casanova demuestra un ritmo de alteración y emoción... vibración. A un costado de las tribunas de diferentes dimensiones del estadio Fragata Sarmiento, donde confluyen las calles del vecindario, River regresó a su realidad, volvió a sentir la aspereza del ascenso y a reconocer que el operativo retorno no será un camino de alfombras rojas. La ansiedad aparece antes que la organización. De las veredas desparejas, zigzagueando entre cascotes y raíces eternas, aparecen grupos de personas que se amontonan sobre la Ruta 3. El, un tosco albañil durante la semana devenido en cuidacoche el domingo, lanza la recomendación: "No le pifiés a la calle porque acá el agite del Oeste se siente". Y con resabios de un mediodía pesado, advierte: "Acá, La Matanza es la La Matanza de verdad". Tal vez el terreno más hostil que debía afrontar el equipo de Matías Almeyda en la categoría. Y vaya que lo sintió en el 1-1 frente a Almirante Brown, que lo complicó bastante y desnudó las fallas que había mostrado en los superclásicos de verano.

Flamean las banderas del Mirasol y los globos amarillos y negros de esas 20.000 almas locales que se sienten en un domingo especial y de mucho, mucho calor. Algunos, se nota, no pueden con sus cuerpos. Descansan, duermen sobre las tribunas... y algunos como los dejó la noche, con los trajes de murga de una larga madrugada. Igual se esfuerzan por estar preparados para cumplir con el ritual de cumbia y fútbol.

Hasta el corazón de Isidro Casanova llegaron las ilusiones de River después de 18 fechas en las que evitó las incomodidades de la categoría. Volvió donde alguna vez estuvo para un amistoso en 1979 con un equipo conformado, entre otros, por el actual presidente Daniel Passarella, Juan José López, Mostaza Merlo y Fillol, en ocasión de la inauguración de mil plateas. Otras épocas. El viaje por el tiempo lo llevó a este choque de estilos y realidades entre River y Almirante Brown. El paladar que intenta exponer Almeyda con el objetivo de ascender rápido contra el batallador y exigente "Brown" de Blas Armando Giunta, uno que sabe lo que es enfrentar la camiseta de la Banda Roja. Al fin, ambos se pusieron el traje del otro según los momentos del partido y ninguno se animó a ir por la victoria.

River sólo complicó en los 15 minutos del comienzo con la velocidad y precisión de sus atacantes (un gran pase de Alejandro Domínguez y el toque de Fernando Cavenaghi por encima de Monasterio abrieron el marcador). El gol lo alentó a un repunte futbolístico que duró muy poco y que sólo lo dejó expuesto en su desesperación. Es que el conjunto de Matías Almeyda debe haberse sentido en el partido más incómodo en lo que va del campeonato. Desorientado y sin mostrar muchas virtudes en su juego, al menos no perdió y aún se siente con argumentos para lograr el ansiado regreso a primera.

"Este equipo está preparado para la lucha", había advertido Giunta en la semana anterior. "Somos puro amor propio, batalladores y aguerridos", dijo después del partido el DT local. Fue un cotejo con un primer tiempo dinámico, con emociones y ritmo de juego, pero con un segundo capítulo tosco, propiciado en partes iguales por ambos, pero a la hora de señalar responsabilidades, uno anota la mayor parte en la cuenta de River, con nombres como para marcar una diferencia mayor sobre sus rivales. Da para ser más indulgente con Almirante, que en definitiva sólo tenía que demostrar que podía jugar de igual a igual y que la voluntad, especialmente en esta categoría, es tan importante como las condiciones técnicas. Y cumplió, con entrega, sacrificio y orden, virtudes que le alcanzaron para igualar el encuentro a los 24 minutos. Domínguez la perdió cerca de la mitad de la cancha y sobre el costado derecho del ataque Ramiro Funes Mori cometió un falta innecesaria. Tiro libre, una sucesión de rebotes y Diego Cisterna la empujó al gol.

Después vino el cambio de Domínguez en el entretiempo, el ingreso de Villalva, que no integró la lista de concentrados y fue llamado a último momento por un problema estomacal de César González. La oportunidad desperdiciada por Rogelio Funes Mori y las quejas por el "pasto alto". A Almeyda le cuesta dar con la tecla. Retocó y movió piezas, pero la maquinaria se trabó más de la cuenta. No hizo pie en un escenario áspero, donde no logró disimular varias de sus preocupaciones.

CONVOCADO DE ÚLTIMO MOMENTO
Ayer, después del almuerzo, César González se descompuso y debió abandonar la concentración millonaria. De urgencia, una hora antes del partido, fue citado Daniel "Keko" Villalva, que ocupó un lugar en el banco de suplentes e ingresó a los 25 minutos del segundo tiempo por Lucas Ocampos. En el tiempo durante el que jugó, encaró y molestó a los defensores rivales.

EL RECUERDO DE GUIDO FALASCHI
Antes del partido, los jugadores de River desplegaron una bandera con el mensaje "No se olviden de Guido Falaschi", el piloto fallecido el 13 de noviembre pasado en un accidente, en la final del TC en Balcarce.

MUDANZA DE BENAVÍDEZ A PILAR
Enojado por las versiones que circulaban sobre una supuesta pelea entre él y sus dirigidos, Matías Almeyda dijo la semana pasada en Rock & Pop: "Hay cosas que me dan por las bolas". Al parecer, para tener mayor privacidad, el plantel se entrenará mañana en el country Mapuche, de Pilar.