River tiene motivos para festejar
El éxito sobre Lanús le permitió afirmarse en la cima del campeonato; el equipo que dirige Diego Simeone consigue resultados a medida que afirman su estructura colectiva y explota los defectos de los rivales, que ceden terreno
La recta parece sin fin. River no ve curvas en su recorrido y mantiene a fondo el pie en el acelerador. Los perseguidores, que se turnan según las circunstancias, ceden terreno, pero aún falta mucho como para que alguien se rinda. Astutos, los millonarios aprovechan cada una de las circunstancias favorables y, pese a que su juego no estalló en la dimensión pretendida, hacen pie firme en la cumbre del Clausura. Y todo está en sus manos por el mismo designio de los resultados.
River pudo con Lanús, al que venció por 1 a 0, en el Sur. Boca no le torció el brazo a Banfield, con el que empató 1 a 1, anteayer, en la Bombonera. Estudiantes tampoco se hizo fuerte frente a Arsenal y el 0-0 en Sarandí le recortó el radio de acción. Sí, por Núñez se celebra el resultado propio y se alzan las copas por las noticias que llegan desde otras coordenadas.
Las ataduras se sueltan. Todo depende de sí mismo. Algunos lo ven como una cuenta pendiente. Otros como una llamativa virtud: el equipo dirigido por Diego Simeone consigue resultados a medida que aún afianza su estructura. Porque el juego todavía no ofrece la dinámica y la fluidez pretendidas -los chispazos y el talento de algunas de las individualidades sacaron adelante algunos compromisos- y porque la firmeza defensiva no se insinúa como tal a la luz del desarrollo de los partidos -la seguridad que ofrece Juan Pablo Carrizo es el sustento de la serie de encuentros con la valla invicta-. Pero las estadísticas sí lo respaldan.
Ni siquiera los factores externos al juego afectaron su cosecha, como la recaída de Ariel Ortega en su lucha contra el alcoholismo. Y las lesiones tampoco perjudicaron la productividad a lo largo de las competencias, pese a las sucesivas pérdidas de Nicolás Sánchez, Mauro Rosales, Eduardo Tuzzio, Oscar Ahumada, Augusto Fernández y Gustavo Cabral, por citar algunos casos. Aunque en ese aspecto es indudable la ventaja que ostentan los millonarios por la riqueza que le otorga un plantel numeroso y de muchos kilates, algo que le permite a Simeone llevar adelante la idea de rotar las piezas sin que se resienta el funcionamiento.
El pulgar se muestra hacia arriba en el Clausura y la bonanza se extiende en la Copa Santander Libertadores, en la que avanzará a los octavos de final con apenas un empate ante San Martín de Porres, de Perú, el 17 de este mes, en el Monumental. El sinuoso camino que significa afrontar la etapa de definición del doble desafío lo mantiene a River en una posición de privilegio. Depende de los propios resultados para conocer cuál será el destino final de un equipo que todavía se está forjando, pero que no se detiene en la búsqueda.
Tigre y Boca son los dos rivales directos en la pelea que aún no enfrentó. San Lorenzo es el único de los equipos denominados grandes que, de vencer a Vélez en el partido pendiente, podría ejercer presión. Los millonarios observan a sus perseguidores, aunque siguen mentalizados en no desviarse en el objetivo. Los resultados le sonríen e indican que el rumbo es el correcto, aunque existan algunas cuentas pendientes.
En otras épocas, ante contratiempos como los que se debieron afrontar, River sucumbió. Ahora, esas mismas dificultades no logran herirlo en la frenética búsqueda por recuperar la gloria perdida.
2 goles solamente recibió Carrizo en 9 partidos; ambos, frente a San Martín, de San Juan
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