La reconstrucción de Boca puede ser gradual, pero le sobra garantía de gol en el ataque
SAN JUAN.- Un gol y una asistencia de Pavón. Un gol y una asistencia de Zárate. Un gol y una asistencia de Ábila. Una vez más, el poder de fuego en ataque fue el arma vital de Boca, que logró el primer triunfo oficial del ciclo de Gustavo Alfaro con un contudente 4-0 sobre un deslucido San Martín de San Juan que sigue comprometido con el descenso. Con una actuación que le trae tranquilidad, el Xeneize quedó quinto en la Superliga -tiene 28 puntos y superó a Vélez por diferencia de gol- y, con un partido pendiente, está a 11 unidades del líder Racing.
El duelo postergado de la fecha 12 era un manojo de imprecisiones en la calurosa noche sanjuanina. Tras un rabioso inicio que rápidamente se quedó en promesa incumplida, ninguno de los dos equipos podía hacerse cargo de un juego que no contaba con un protagonista claro. Boca tenía la posesión, pero no estaba fino en tres cuartos del terreno para romper el cerrojo defensivo de su rival. San Martín esperaba, a la espera de un contragolpe o alguna distracción. Pero cuando le llegó la chance, la desperdició. Y enfrente ocurrió todo lo contrario: el Xeneize no perdona.
¡TREMENDA ACTUACIÓN DE BOCA!#CentralFOX | Mira los goles del Xeneize en la victoria ante San Martín de San Juan por la #SuperligaxFOXpic.twitter.com/WZE8FrXMup&— FOX Sports Argentina (@FOXSportsArg) February 1, 2019
En dos jugadas de arco a arco, Boca y San Martín desnudaron su diferencia de jerarquía. A los 36 minutos, el Santo tuvo el 1-0 con un gran pase de Grahl que Mosca desperdició con un remate cruzado desde la izquierda. Y un minuto más tarde, el Xeneize tuvo una ocasión muy similar: asistencia profunda de Zárate y definición cruzada al fondo de la red de Pavón, quien corrió hacia el banco para abrazar a su amigo Tevez y luego hizo el gesto de "sacarse la mufa" (convirtió tras seis juegos de sequía). Dos situaciones. Solo un gol.
A partir de ahí, Boca creció y, tan solo seis minutos después, enfiló la historia a su favor: en un contragolpe letal, Zárate marcó el 2-0 con un excelente remate con cara interna desde la medialuna del área, tras un pase atrás de Ábila en un contragolpe que inició Pavón. Golpe de knock-out.
Así, el ex Vélez se tomó revancha de la primera chance del juego -se apuró para definir y erró un claro mano a mano a los siete minutos- y marcó su quinto gol en 22 partidos, demostrando que es una pieza clave, con muy buenas tareas en sus últimos cuatro encuentros: asistencia a Espinoza ante Patronato (1-0), asistencia a Cardona con Independiente (1-0), asistencia a Benedetto frente a Newell’s (1-1) y gol y asistencia esta noche frente a San Martín.
Categoría pura para un delantero que se movió detrás de Ábila en un 4-2-3-1 (que se transformaba en 4-4-2 para defender) con buenas tareas de Campuzano y Marcone en la distribución y la contención, más un deslucido Reynoso por izquierda y un incisivo Pavón por derecha.
Boca mostró sus credenciales cuando el partido le resultaba más que incómodo y sacó a relucir su potencia en el área rival, liquidando antes de irse al vestuario un duelo difícil hasta la apertura del marcador. Al volver, a los seis minutos de la segunda parte, tras un centro de Pavón, Ábila marcó el 3-0 y sentenció el duelo, que luego decoró Mas a falta de trece minutos, cumpliendo así la famosa "ley del ex" para el 4-0 final.
La victoria le otorga calma a Alfaro, tras las dos caras frente a Newell’s en el empate 1-1 en Rosario, que marcó el inicio oficial de su ciclo en Boca. La noche del domingo pasado, su equipo había tenido un primer tiempo cabizbajo, con más dudas que certezas, siendo superado por la Lepra, pero también una recuperación marcada en el complemento, apoyado por los cambios (ingresaron Campuzano y Zárate) y potenciado por la mejora de sus individualidades ofensivas.
Frente a esto, y con tres partidos en una semana -el domingo recibirá a Godoy Cruz-, el entrenador dispuso tres cambios para visitar a San Martín. Uno de ellos terminó siendo obligado ante la venta del colombiano Barrios a Zenit de Rusia: lo reemplazó su compatriota Campuzano, de gran labor en la zona central del campo. Los otros dos se debieron a la rotación lógica ante tres partidos en una semana: Zárate ingresó en lugar de Tévez y Ábila por Benedetto. Y ambos terminaron siendo esenciales.
Tal como Benedetto le permitió rescatar un punto en Rosario, esta noche no estuvo el Pipa pero la ecuación se volvió a repetir: Boca se apoya en su vigor ofensivo, que lo rescata de los momentos más incómodos y, hoy, le permite empezar a crecer mirando a futuro. Porque tras 30 minutos de incógnita pura, la visita a San Juan le termina dejando una clara certeza: la reconstrucción será gradual, pero arriba puede saber con seguridad que tiene garantía goleadora sin importar los apellidos.