Punto de vista. Se supone que ganó Boca
"Va a ser difícil. No quiero que pierda ninguno de los dos y el empate tampoco les sirve." Una de las tantas aristas que tuvo la vigilia del superclásico, y que sirvió para alimentar la expectativa como pocas veces antes, fue el inédito enfrentamiento, desde el banco de suplentes, de dos íntimos rivales: Mostaza Merlo y Coco Basile. Y aquella frase de Chiche Sosa, amigo de los dos, logró hacer coincidir la curiosidad con algo más concreto, la nota de color con el resultado del partido.
Claro que cuando Sosa dijo lo que dijo, seguramente con el mismo tono futbolero que deben de tener las charlas entre ellos en las sobremesas del restaurante La Raya, los dos equipos de sus amigos no habían protagonizado aún uno de los más pobres superclásicos de los tiempos recientes. Por lo cual ese olvidable 0 a 0 podía tener ahora una lectura menos puramente estadística y algo más conceptual. Y teniendo en cuenta lo poco que dejó comparado con todo lo que se esperaba, vale el intento.
"Ganargustargolear." La bandera rojiblanca que colgaba de la platea San Martín volvía original un viejo lugar común del fútbol por estar escrito así, todo junto, y por reclamarle semejante cosa a este River de hoy, claramente incapaz de cumplir con semejante demanda. Si no se tuvieran en cuenta la historia y la propiedad del estadio, se podría hablar de una hazaña de River en el Monumental: le arrancó un empate al Dream Team boquense, robándole la pelota y superándolo durante algunos pasajes, y encima tiene derecho a quejarse de dos penales claros que el árbitro no le dio. ¿Que lo único que le servía era ganar? Sí, tanto como no perder por goleada, que era un resultado que los diez puntos de ventaja que le llevaba su rival, entre otras diferencias, podía imaginar como lógico hasta el más fanático. De aquí en más, eso sí, no le queda nada más que esperar que las fechas que faltan pasen pronto. Por lo tanto, se supone que River perdió. Perdió.
"¡Para salir primero / hay que poner más huevo!" El canto bajó, nítido, desde la popular visitante, y por lo tanto debe de haber llegado a los oídos de los integrantes de esa formación que ya se recita de memoria y puede jactarse de ser, hoy por hoy y nombre por nombre, la mejor de por aquí. Curiosamente, no les pedían que jugaran como pueden y saben a los Battaglia, Gago, Bilos, Insúa, Palacio o Palermo, sino que les pedían una actitud más coherente con sus recursos. Que cambiaran, al menos en la intención, esa postura exasperante de Abbondanzieri, capaz de demorar un siglo en ir a buscar una pelota, declarando sin palabras que el cero le cabía a la perfección. En definitiva, sumó un punto y sigue siendo el líder, aunque ahora tiene a Vélez, su enemigo más evidente, apenas a un punto de diferencia. Se supone, entonces, que Boca ganó. ¿Ganó?
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