Se viene 2010: a ajustarse los cinturones
Sin que ocurran hechos excepcionales, al fútbol le sobran ansiedad y vértigo. Suceden cosas hasta cuando no debería pasar nada. Lo puede atestiguar Enzo Trossero, a quien le interrumpieron la digestión del pan dulce y la sidra con la noticia de su despido.
Ese estado de aceleración natural se incrementará en el primer semestre de 2010 por el Mundial. Los calendarios del resto de las competencias se adelantan y comprimen. El Mundial manda y el resto debe adaptarse, habituarse a vivir bajo una sombra que se irá agrandando a medida que se acerque el 11 de junio. Un semestre atípico en una deporte en el que los marcos de referencia nunca son fijos. Hasta entonces, la actividad local no dará respiro, se impondrá con la fuerza de una atropellada.
Los planteles se reencontrarán más temprano de lo habitual, ya la semana próxima. Los torneos de verano serán más estivales que nunca y a fines de enero ya habrá competencia oficial con el Clausura. Tampoco se hará esperar la Copa Libertadores, un escenario vedado a los cinco grandes por sus flojas campañas en 2009. Esa tregua internacional involuntaria seguramente les vendrá bien para concentrar las energías y la atención en las fuertes demandas internas.
Serán seis meses para auscultar las administraciones de los clubes y saber si fueron capaces de sanear un poco sus economías gracias al importante aumento en los ingresos por los derechos televisivos. Nadie espera despilfarro en contrataciones, ya que el fútbol también se rige por modas, y la última, en materia de refuerzos, es rastrillar el mercado uruguayo en busca de las réplicas de Boghossian y Silva: máxima rentabilidad futbolística con inversiones austeras.
Progresivamente, la información local compartirá espacio y relevancia con las que vayan creando clima de Mundial. El volcán que es el cuerpo técnico del seleccionado no descarta más erupciones, que podrían alterar su composición definitiva. Como no hay equipo, muchos jugadores compran ilusionados un número en la lotería de nombres que instaló Maradona.
Es muy probable que Messi gane algún nuevo título con Barcelona, mientras aquí se reflotará la pregunta machacona de si será capaz de conseguirlo con la Argentina. Empezaremos a descubrir la imponencia física y potencia de algún nigeriano, la resistencia de otro coreano que no sea el Park de Manchester United y el rigor táctico que el técnico alemán Rehhagel les impone a los griegos. Se viene 2010 lo suficientemente movido como ir ajustándose los cinturones.
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