Selecciones argentinas: días de tensión entre polémicas, enojos y desplantes
La AFA redacta apelaciones para defender al desconocido Lionel Messi que salió de su estilo discreto para incendiar la Conmebol con acusaciones tan graves como difíciles de sostener. El seleccionado femenino desnuda en las redes sociales una grieta insospechada, cuando se creía que el boom solo traería beneficios. La continuidad de Lionel Scaloni revela que no hay debate ni afán superador. Mientras los cuerpos técnicos de los seleccionados menores siguen sin contrato, los representantes Sub 23 y Sub 18 hacen malabares para completar planteles ante la dejadez de los clubes. Hace tiempo que el ‘mundo selección’ está envuelto por desplantes, controversias y ribetes altisonantes. Abandonó la discreción. Surcado por la agitación, ya no recuerda de qué se trata vivir en paz.
¿De qué se puede sentir orgulloso el fútbol argentino? De casi nada entre canchas sin visitantes, escándalos arbitrales en el ascenso, sistemas de juego que se modifican en plena competencia y reglamentos pendientes de aprobación a días del inicio de la Primera División. Retratos sueltos de una actividad descompuesta. Sumergida en una jungla política de intereses y mezquindades. La selección, hasta hace un tiempo, parecía la excepción. Durante los años de Marcelo Bielsa la prudencia cotizó en alza. Ni en el derrumbe más grande de la historia, en 2002, hubo circo ni escándalo. Pero eso ha quedado muy lejos ya. Con Pekerman, Sabella y Martino la selección también transmitió certidumbre. Cada uno con su estilo, pero siempre reivindicando el juego, las buenas artes, despreciando las trampas y el ventajismo. Sin quejas, excusas ni histeria. Nada de eso fue garantía de triunfo, desde luego, pero la nobleza y los modales siempre quedaron a salvo. Ya no.
Cuánto más grande sea la injusticia, más grandes serán nuestras ganas de luchar. Esta tarde juega @argentina y es momento de estar más unidos que nunca, tirando todos para el mismo lado, apoyando a nuestra querida selección. Vamos la celeste y blanca.[R][R][R][R][R][R][R][R] pic.twitter.com/ehYlE7fgxA&— Chiqui Tapia (@tapiachiqui) July 6, 2019
Hubo papelones antes, claro. Las bravuconadas y groserías de Maradona en el estadio Centenario la noche de la clasificación para Sudáfrica 2010. La intromisión gubernamental para que Sergio Batista sumara a Carlos Tevez a la Copa América de 2011. La cábalas de Basile y sus salidas extrovertidas, hoy son una ingenuidad. Aquello parecía aislado, como fogonazos de insensatez o incapacidad. Pero desde 2016 ya nada fue igual. La convulsión se enquistó. El recuento corrobora que se perdió la calma hace tiempo. Martino se marchó cuando entendió que su dignidad no se negociaba, entre clubes avaros y futbolistas que preferían la autogestión. Bauza desembarcó frágil porque todos supieron que se trataba de la sexta opción. Para el flamante presidente Claudio Tapia, quitárselo de encima le sirvió para demostrar que su gestión no heredaría nada del Comité de Regularización del saliente Armando Pérez. Jorge Sampaoli llegó con turbiedad por la farragosa desvinculación de Sevilla. Finalmente, fue responsable de su traición, y los dirigentes de la AFA, de un inmundo manoseo. Sampaoli creyó en un grupo al que no le interesaba su confianza, sino que solo perseguía la libertad que le dio. Y le pagaron asaltándole el cargo en pleno Mundial de Rusia. Tapia, siempre jugadorista, que había presentado a Sampaoli como "el mejor entrenador del mundo", lo empujó a la rendición. Es cierto que al entrenador de Casilda no lo ayudaron ni los dirigentes ni los futbolistas. Por eso conviene temerle más a las concesiones que a un rival poderoso.
El desembarco de Scaloni generó suspicacias que parecen haberse olvidado. Que decidiera quedarse en la AFA que había destratado a su jefe llamó la atención. Optó por quedarse para dar una mano, pero finalmente terminó por enamorarse del puesto. Hasta quedarse más allá del sentido común. Llegó César Luis Menotti como director deportivo el 1° de febrero y desde entonces no se percibe su impronta. Su intención de darle desarrollo a una selección local choca con el calvario que ha vivido en las últimas semanas Fernando Batista para armar un plantel que participe de los Panamericanos. Casi nadie le cedió ni a la primera ni a la segunda línea de sus elegidos. Las manifestaciones de Menotti en los medios, en contra de algunas decisiones de Scaloni, han alimentado esa interferencia zumbona que persigue a la selección. Tapia, Messi y Scaloni, con diferentes declaraciones impertinentes durante la Copa América en Brasil, confirmaron la ausencia de un liderazgo creíble y confiable.
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Las chicas, de manera sorprendente, después de su crepitante paso por el Mundial de Francia, destaparon una olla a presión. Al menos cuatro, Estefanía Banini, Florencia Bonsegundo, Ruth Bravo y Belén Potassa –referentes históricas–, se amotinaron. Excluidas de los Juegos Panamericanos de Lima por el entrenador Carlos Borrello, a través de las redes sociales explotaron contra el cuerpo técnico. Entre las severas críticas, objetaron la capacidad del entrenador. Y hasta cuestionaron a otras compañeras por no animarse a sumarse para entre todas elevar la queja. La exposición y los modos debilitaron el planteo. Se presentó como extemporáneo, a solo semanas de sí haber participado en la Copa del Mundo. Incluso en la disidencia, no pareció conveniente cuando el fútbol femenino, con justicia, clama por ser escuchado. La AFA no se expresó, pero en evidente señal de respaldo, Tapia acompañó a Borrello en las últimas prácticas. Hoy, al término del entrenamiento en Ezeiza, el director técnico tomará la palabra.
El Sub 23 se entrena rumbo a los Panamericanos de la mano de Fernando Batista porque su contrato se firmó en diciembre de 2018 por un año. Y el Sub 18 que irá al torneo de L’Alcudia responde a Esteban Solari..., una escisión del cuerpo técnico del ‘Bocha’ Batista para poder cumplir con la invitación. Las demás categorías, Sub 17, 16 y 15 están paralizadas. El contrato concluyó el 4 de julio y todavía desde la AFA no se alentó una reunión con Hermes Desio, el coordinador de los juveniles, ni con los diferentes cuerpos técnicos, para resolver el futuro. Con o sin ellos. Los días pasan y, si bien la idea es retomar la actividad el 29 de este mes, inexorablemente antes tendrán que encontrar algunos puntos en común con la administración Tapia. La AFA, hasta aquí, solo postergó el encuentro.
Fuentes cercanas a la AFA le confiaron a LA NACION una idea que en los últimos días cobró fuerza: proponerles a los cuerpos técnicos que lidera Hermes Desio una extensión del contrato hasta diciembre de este año, para que puedan cumplir con el Mundial Sub 17, en Brasil, entre octubre y noviembre, y el Sudamericano Sub 15, en Bolivia, en noviembre. ¿Por qué solo hasta entonces? Porque a finales de 2019 concluye en China el vínculo de Javier Mascherano con Hebei Fortune y en los alrededores de Tapia piensan en el Jefe como nuevo coordinador o como un nexo entre las selecciones juveniles y la mayor. ¿Y el máster plan presentado el año pasado por el período 2018-2028 que impulsaría otro paradigma? ¿El programa que le devolvería convicción y prolijidad a las estructuras? Un castillo de arena al borde del océano. Como Desio no llegó de la mano de Tapia –lo acercó a medidos de 2017 Juan Sebastián Verón–, flota la sensación de que solo lo han sostenido los muy buenos resultado de su gestión.
La selección no es prioridad para la AFA, al margen de discursos efectistas. Ni para los clubes, desde ya, que no ven más allá de sus intereses. El alzamiento de algunas chicas, las cuentas pendientes con los juveniles, la grieta con la Conmebol que tendrá que zanjar Messi con sus disculpas, el silencio de Menotti, y Scaloni como emergente de un descuido evidente. Aun sin ganar nada, alguna vez la selección simbolizó la excelencia. Un espacio repleto de mensajes: que los hechos son más significativos y valiosos que las palabras, que lo importante es la coherencia con que se recorre el camino, que la discreción es un ámbito más cómodo que el protagonismo exagerado. Pero hace algunos años se activó una bomba estructural porque la AFA no apostó por un programa sustentable. La AFA no cuida sus activos más valiosos, no los resguarda de una coyuntura desmantelada. Entonces, todo cruje.
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