Un motivo de alegría para matizar los reclamos en Brasil
En medio del duro clima social, el equipo anfitrión llegó a la final de la Copa de las Confederaciones tras el difícil éxito por 2-1 ante Uruguay; Fred y Paulinho, los goles; Forlán falló un penal
BELO HORIZONTE (Especial).- Tanta gente junta asusta en cualquier ámbito. Más si está a los gritos, con gestos que no logran distinguirse a la distancia. Brasil ríe dentro de un estadio de fútbol. Sin embargo, con el hervidero social, también sufre y demuestra que no tiene exclusividad en eso de la alegría. Las imágenes recorren el mundo en paralelo, en una pantalla dividida que deja a los de afuera preguntándose qué cara atender: si la de una destreza atlética innata o la de una ferocidad que dobla en cualquier esquina. Aquí, en estas líneas, se reflejará que la Copa Confederaciones sigue adelante y que los anfitriones avanzaron a la final con un triunfo frente a Uruguay, uno de sus viejos fantasmas, por 2-1. Aunque el otro bullicio, por ahora, no se apaga.
Brasil llegó donde quiso, en su tierra y justo un año antes del Mundial, que, a viva voz, la FIFA se encarga de confirmar una y otra vez pese a la erupción social. No lo pasó del todo bien por el esquema cerrado y aguerrido de los uruguayos, pero superó los malos momentos con un par de retoques de sus individualidades, incluido el arquero Julio César. Se discutirán los modos y las formas, aunque nadie moverá al conjunto dirigido por Scolari del último escalón del campeonato. No disfrutó porque, de a ratos, sus hinchas se pusieron nerviosos y hasta insultaron. Ahí se entenderán los irónicos besos al aire de Neymar, aunque nunca se entendió bien si eran para su público o para el de Uruguay.
"Brasil-Uruguay es diferente de cualquier partido. Tenemos que enfrentar todo esto para crecer. Nuestro equipo todavía está en formación. Hay una serie de cosas que estamos viviendo en esta competencia que contribuirán a la madurez", asumiría Scolari, en la conferencia de prensa. Felipão subrayó: "Fueron los aficionados los que nos llevaron a la victoria. Hicieron que los jugadores se sintieran fuertes en cada momento de dificultad. Es lo que necesita Brasil. Incluso cuando no jugamos bien, hay que animar a la selección". Fueron 57.000 personas al Mineirão, donde los rugidos, de a ratos, taparon los disturbios en los alrededores del estadio, entre la indignación y los pedidos para que, en medio del malestar por la ciudad, la FIFA "se fuera a casa". Si hasta el propio Joseph Blatter, mandamás del fútbol, recibió silbidos.
Se habla de ratos adversos porque Uruguay, primero, cerró todos los caminos brasileños y hasta estuvo a un paso de ponerse en ventaja, tras un penal de David Luiz a Lugano. Forlán pateó mal y Julio César adivinó el tiro anunciado y se recostó sobre la izquierda. Fue el primer guiño que recibieron los brasileños en una semifinal que le puso vallas altas.
"Los resultados hay que aceptarlos. Perdimos contra un gran equipo. Pudimos ir al alargue e incluso haber ganado. Estoy muy orgulloso de mis futbolistas: así estamos para jugarle de igual a igual a cualquiera y eso, en función de lo que nos viene en la eliminatoria, es un terreno ganado para más adelante", explicó el DT celeste, Oscar Tabárez. El torneo no se acabó para Uruguay, que jugará por el tercer puesto contra el perdedor de España vs. Italia, el domingo que viene, en Salvador, Bahía.
Pero Brasil salió adelante con el empuje de sus figuras, que, sin volverse descollantes, marcaron diferencias. Hubo un goleador, Fred, que estuvo en el lugar justo. Ni diez centímetros adelante ni diez atrás. A la carrera, y con un tiro algo defectuoso con la parte externa del pie derecho, aprovechó un rebote en Muslera, tras una veloz entrada de Neymar. El segundo contratiempo fue el empate de Cavani, que capitalizó una serie de toques en el área y un mal rechazo de Thiago Silva. Y hasta se topó con un tercero: la rotación de Forlán y Suárez, que en más de una ocasión descubrieron las fragilidades defensivas de los locales. El minuto 41 pareció el de la suerte para los brasileños: abrieron el marcador en ese momento del primer tiempo y cerraron el partido en el mismo instante del segundo. Un córner de Neymar, un cabezazo de Paulinho, y encuentro liquidado.
A Brasil sólo le quedó soportar los últimos coletazos de Uruguay, que tuvieron más garra -como en los tiempos de los antiguos clásicos- que mente lúcida. Un par de pelotas sobrevolaron el área con cierto riesgo, pero la reacción se apagó enseguida. Quedó como una mueca de satisfacción en otro día en el que, a lo lejos, las manifestaciones sonaron como aullidos colectivos. Hay un repiqueteo. Son las raras horas en las que un pueblo que venera la pelota apenas si tiene una rígida sonrisa. Es que la inquietud rebota de acá para allá y achata la nariz.
Un clásico de europa
España vs. Italia
Dos campeones del mundo animarán hoy, a las 16, en Fortaleza, la otra semifinal de la Copa de las Confederaciones: España e Italia. Ambos se preocuparon por el calor y la humedad, y se quejaron por el horario.
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