Punto de vista. Un plantel desproporcionado
Los arqueros belgas, los defensores brasileños, los mediocampistas españoles o alemanes y los delanteros argentinos. Si a un DT de los seleccionados clasificados le dieran la opción de elegir a su plantel por bloques nacionales para el inminente Mundial de Brasil, tranquilamente podría inclinarse por esa alternativa en busca de la combinación ideal.
Para Alejandro Sabella sería una solución extraordinaria a un problema que, por carencias estructurales de recursos, por discontinuidades individuales en los clubes o por traspiés físicos inoportunos, más conocidos como "Mundialitis", se le fue expandiendo a diferentes líneas de su equipo. Lo que había empezado por la defensa, se le contagió al arco y terminó contaminando al medio campo. Tal vez por eso, cuando llegó el momento de poner los nombres sobre el papel, negro sobre blanco, la desproporción quedó en evidencia. No se habla de desequilibrio, que eso es una cuestión de sistemas. Se habla de desproporción, que eso es una cuestión de recursos individuales.
Puede darse el lujo, Sabella, de dejar sin Mundial a Carlos Tevez. Discutible, cómo no, pero está dentro de las más profundas convicciones del entrenador, que en su apuesta ofensiva alrededor del genio de Messi, entiende que es más lo que Carlitos le resta que aquello que Carlitos le suma, tanto dentro como fuera de la cancha.
Pero no puede darse ningún lujo, Sabella, de allí para atrás. Posiblemente un arquero (¿Marchesín? ¿Saja?), en lugar del poco activo Andújar, por ejemplo, porque a esta altura está demasiado convencido con Romero. Tal vez un defensor de buen presente en el fútbol local (¿Goltz?) como apuesta en una zona donde la jerarquía escasea, aunque allí apareció sorpresivamente Demichelis, que en poco tiempo pasó de villano a salvador y completa el formulario en más de un aspecto. Quizás un mediocampista, para suplir la actual inestabilidad física y futbolística en la zona de quienes deben encarnar equilibrio y juego,con Gago como estandarte de esas deficiencias: en este punto, sin ser tan ruidosa pero si muy funcional, la ausencia de un Cambiasso, por ejemplo, puede compararse a la de Tevez.
La confianza, del ataque hacia atrás, no pasó ni pasa ni pasará por las individualidades de jerarquía; es lo que hay. A falta de nombres, el DT se ha propuesto que el nivel se consiga con continuidad, con identificación, con convivencia. No es un capricho; es una necesidad. El hincha argentino más preocupado por esas deficiencias es el propio Sabella. Su dilema, siempre, pero con aquel famoso partido en Barranquilla, a fines de 2011, contra Colombia, como bisagra, ha sido compensar esa desproporción: ¿potenciar lo mejor que tiene o protegerse de lo que le falta? "Hay que confiar en el trabajo que se puede hacer cuando estén todos juntos, un mes antes del Mundial", se dijo, se dice. Y el Mundial está allí, a menos de un mes.
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