Situación crítica: la selección argentina perdió el gol en algún rincón de Sudamérica
Apenas ganó seis partidos porque, pese a tener delanteros renombrados, le falta eficacia: sólo Bolivia convirtió menos; el 0-0 en el Centenario de Montevideo fue un eslabón más de una cadena negativa
La Argentina no ganó en nueve de las 15 jornadas de las eliminatorias . No ha obtenido ni el 40% de los puntos como visitante, perdió dos partidos como local para crear un registro inédito y la campaña –a esta altura– es tan gris como la que desembarcó con angustia en Sudáfrica 2010. Los números explican por qué la selección no escapa del quinto lugar, ese puesto bisagra, ese lugar inhóspito, cuando el abismo despliega su encantamiento de serpientes. Pero flota otra cifra aplastante que expone la desteñida expedición: apenas Bolivia convirtió menos goles. ¡Sí, hasta Venezuela desde el sótano del continente gritó más veces! La metralla de los atacantes argentinos, ese sello que el mundo admira y envidia, hace tiempo que es una brisa suave e inofensiva.
Acostumbrado a atropellar las estadísticas hasta reescribir la historia, el mismísimo Messi queda desalineado en un rubro que suele ser su especialidad. Es el goleador de la Argentina en las eliminatorias, sí, pero apenas con cuatro gritos. Dos fueron de penal, uno de tiro libre y otro porque se desvió en un rival. Impensado. Síntoma de una selección que en su viaje por Sudamérica hace dos años que está peleada con el gol. La silueta que bosquejó la nueva era de Sampaoli necesita muchos ajustes aún. Es lógico, pero no habrá tiempo. Entonces Messi sigue siendo la mejor tabla de flotación. Incluso, pese a su desinflada cuota goleadora, él sigue siendo el garante. Participó en siete partidos rumbo a Rusia 2018 y el equipo cosechó 16 de los 23 puntos (76%); ausente en las otras ocho fechas, la recompensa se redujo a siete unidades (29%). No puede haber porcentajes más concluyentes.
Las eliminatorias retratan el desenfoque. El repaso comienza en la etapa de Gerardo Martino (6 goles), que prácticamente se mantuvo con el desembarco de Edgardo Bauza (9 goles). Con un grito de Lucas Biglia la selección ganó en Barranquilla. Un tanto de Gabriel Mercado le dio la victoria a la Argentina ante Chile, en Santiago. También Mercado abrió el triunfo frente a Bolivia, en Córdoba. Fue Nicolás Otamendi el que rescató un empate contra Venezuela a minutos del papelón. Ramiro Funes Mori hizo el primero en Lima en la igualdad con Perú. Tantos clave, y ningún hombre de área. Apenas 15 goles marcó la Argentina en 15 fechas. ¿Gonzalo Higuaín? Uno. ¿Ángel Di María? Dos. ¿Sergio Agüero? Ninguno. Hace tiempo Ezequiel Lavezzi aportó uno y Lucas Pratto en poco tiempo hizo dos, en los números el más rendidor. Icardi acaba de llegar y Dybala demora su bautismo en la red.
Venezuela y Perú, los próximos exámenes, demandarán de la selección un golpe de autoridad en la cancha. En el área rival, especialmente. Sumar los últimos seis puntos que disputará en el Monumental la dejarán a resguardo porque, además, habrá varios cruces entre rivales directos que jugarán en favor de los cálculos de la Argentina. Con una cosecha de 29 aterrizará en Rusia. De todos modos, ya está advertida de que la incertidumbre seguirá siendo su sombra: hasta la doble fecha final, 5 y 10 del mes próximo, la selección tendrá que esperar para saber si estará su nombre en el sorteo del 1° de diciembre, en Moscú. Únicamente de la mano de la incapacidad de Diego Maradona sufrió tanto desde que las eliminatorias se disputan todos contra todos.
Y si el desembarco en Sudáfrica 2010 se trató de un calvario fue porque sobraron síntomas de inoperancia y confusión. Tan pobre resulto ésa campaña –las primeras diez fechas correspondieron a Alfio Basile– que la selección apenas totalizó 23 goles y a la 15° fecha llevaba 20…. ¡Ahora son menos, 15, con tres juegos por delante! Alarma.
Al ciclo de Sampaoli le toca asegurar los puntos previsibles, precisamente un déficit de la excursión sudamericana. La derrota 2 a 0 con Ecuador en el debut, en Núñez; la caída 1 a 0 con Paraguay, en Córdoba; los empates 2-2 con Venezuela y Perú como visitantes…, cachetazos que atornillaron a la selección al quinto puesto. Ya es hora de secar la pólvora.
El problema no es nuevo, claro. Las tres finales fatídicas las recorrió la Argentina sin acertar ni una bala de plata. Tres partidos, tres alargues, 360 minutos y cero gol. Ni los Cuatro Fantásticos de ayer ni el Tridente de ahora. Este devaluado peso goleador en las eliminatorias no es sólo la consecuencia de individualidades que naufragan. Las razones son más variadas y de fondo. Sin abastecedores ni circuitos ni alianzas, los arcos adversarios se vuelven miniaturas. A la selección de Messi, Icardi y Dybala, o a la de Higuaín, Agüero y Di María le falta gol. ¿Absurdo? Parece una broma de éstas eliminatorias que de punta a punta le han borrado la sonrisa a la Argentina.