Las eliminatorias. Un recreo: la Argentina, sin conmover, nunca deja de ganar
Batió 2 a 0 a Perú, en el penúltimo partido camino al Mundial; fue un éxito opaco y sin complicaciones; marcaron Samuel y López
Cumplidos los deberes con la rigurosidad que se autoimpuso, el seleccionado se entregó a un recreo en las eliminatorias. No para divertirse ni para liberar un espíritu lúdico, sino para dedicarse a una reposada contemplación, para hacer de un partido irrelevante un triunfo insulso y desganado.
No sobraban motivaciones y la Argentina no se esmeró mucho por generarlas. Acostumbrado a jugar en un clima multitudinario y contagioso, quizá al equipo se le cayó el último estímulo cuando vio las tribunas despobladas. No es una excusa. Pero sí un apunte más para redondear el panorama: un entorno frío, un seleccionado perezoso, un rival excesivamente respetuoso y un encuentro light .
Está claro que a este seleccionado le gusta más el desafío de la alta competencia que las licencias de un partido inocuo. Se siente más cómodo cuando debe desplegar su expansiva personalidad ganadora que cuando debe adornar una victoria con toques y juego asociado para no que sea materia fácilmente olvidable.
Ayer fue impotente en el primer tiempo y resolvió el segundo con ese instinto ganador que lo acompaña aun en los días que muestra más dispersión. Reconociéndose inferior, el único objetivo de Perú fue no pasar un papelón; es decir, no ser arrollado, goleado. Lo cumplió, a expensas de sacrificar ese depurado estilo que distingue al fútbol incaico. Prueba irrefutable del decadente momento que atraviesa.
Con dos líneas de cuatro plantadas cerca de su área y buen timming para provocar el off-side -algunas veces resultó beneficiado por las equivaciones del juez asistente-, Perú cerró los caminos, achicó espacios y condenó a la Argentina a un ejercicio de imaginación que le costó resolver. En cuanto se veían superados, los visitantes apelaban a la infracción que, sin ser abusiva ni descalificadora, le ayudaba a rearmarse. Con toda la iniciativa, el seleccionado se hizo previsible y repetitivo. Verón concentró el manejo y la distribución, pero no encontraba muchas opciones de pase, al margen de algunas imprecisiones suyas. Por la derecha, Zanetti y Ortega se superponían sin rédito; desde la izquierda partía Sorín con su astucia para descubrir espacios.
Como casi nadie ganaba en el mano a mano individual y la sorpresa estaba reducida a su mínima expresión, la Argentina quedó varias veces en posición adelantada.
Hubo otro tema que no resultó menor: el equipo de Bielsa, acostumbrado a tener en Batistuta o Crespo a dos buques insignia, esta vez se quedó sin referente en el centro del ataque porque Cruz hizo agua por todos lados. Se mostró poco y fue blando en las escasas ocasiones que intervino; un bocado para los zagueros centrales.
Las pocas llegadas en la etapa incial fueron a través de tiros libres para ambos equipos. Así, no bien comenzó el complemento, un falta que ejecutó Verón no pudo ser retenida por Miranda -su único desliz- y Samuel, tras un par de rebotes, se dio el gusto de festejar su primer gol en las eliminatorias. Había ingresado el Piojo López, que si bien ocupó el infrecuente puesto de centrodelantero, exigió mucho más que Cruz con sus diagonales y corridas.
Pareció que el seleccionado se iba a soltar un poco, pero un par de combinaciones interesantes sólo quedaron en insinuaciones. Perú quiso ganar un poco más de profundidad con la entrada de otro delantero (Mendoza), mientras Burgos se mostraba seguro y atento para cortar centros.
Perú ya estaba más abierto en defensa. Miranda sacó al córner una entrada del Piojo, que luego, en una buena habilitación de Sorin, marcó el segundo gol. Un triunfo más del seleccionado, que no le agrega mucho a su imagen. Relajado podrá no conmover, pero jamás se olvida de ganar.
Las claves
- Al ponerse rápidamente en ventaja en el segundo tiempo, el seleccionado fue más incisivo con el Piojo López, dentro un panorama de dominio argentino sin brillo.
- Como no había nada en juego, fue un partido sin tensión competitiva. Osciló entre un amistoso y una práctica. El entorno frío y despoblado tampoco trasmitió muchos estímulos.
- La Argentina tuvo la iniciativa, pero se repitió en ataques sin sorpresas. Cayó varias veces en posición adelantada y careció de profundidad en Julio Cruz.
- Perú se preocupó sólo por no no ser desbordado. Armó un esquema de contención cerca de su área y se despreocupó del ataque.
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