Punto de vista. Una etapa de plataforma para el Mundial
MONTEVIDEO.- Aunque ya a esta altura las eliminatorias puedan resultar tediosas por la comodidad con que las resolvió la Argentina, eso no quita desconocer lo útiles que resultaron para el seleccionado. El primer beneficio es el estímulo de haber conseguido la clasificación para el Mundial con una holgura sin precedente. Quizás esto no se valora tanto por la amplitud del dominio, pero habría que fijarse en los padecimientos de otras potencias para darle su real dimensión. El ejemplo más cercano es el de Brasil, para el que el camino a Japón y Corea se convirtió en un suplicio, en un calvario que lo hará sufrir hasta el último día. Un poco más lejos, Alemania atraviesa una tortura similar con su repechaje ante Ucrania y Holanda vive el duelo de quedarse afuera.
A lo largo de estos 19 meses y medio de competencia espaciada, el equipo de Bielsa plasmó la mejor versión en su ciclo. Superior a todo lo anterior. Hasta la última evidencia previa a las eliminatorias dejaba sospechas sobre la envergadura del equipo. Aquel 0-0 en Wembley, ante Inglaterra, en febrero de 2000, no hacía suponer el despegue que se vio un mes después, con el 4 a 1 sobre Chile con el que se empezó abrir paso a Oriente.
Hay otro motivo para guardar estas eliminatorias entre el mejor de los recuerdos. Porque esta campaña sudamericana, sumada a ese buen impacto europeo que fue vencer a Italia en Roma, en un amistoso, le permitió escalar en el consenso internacional y ponerla como principal desafiante del trono que ocupa Francia. Es el calado internacional de la mayoría de sus individualidades lo que también contribuye a ponerla al tope entre sus observadores. Ese bagaje -el principal-, resumido en una idea de conjunto solidario, profundo y ganador, eleva las acciones de la Argentina.
En el rubro de los intangibles, como el espíritu y la personalidad, el seleccionado muestra una rebeldía indomable ante la adversidad o la derrota. Así pudo revertir cursos desfavorables en el resultado, como ante Italia, Bolivia, Brasil o Paraguay.
Desde lo individual, estas eliminatorias sirvieron para que Vivas ya no sea mirado con desconfianza, Sorin se hiciese un jugador de toda la cancha, Verón asumiera con naturalidad la batuta y Crespo amenazara con juego y goles el reinado de Batistuta.
Como el fútbol es generoso, también hay espacio para los disconformes. No faltarán quienes no están convencidos por una línea de juego demasiado dura y estricta, con más rigor europeo que impronta sudamericana. O habrá quienes señalan que el plantel es un círculo cerrado y esto obstaculiza la inserción de figuras consagradas, como Riquelme, o emergentes, como Saviola, Coloccini o D´Alessandro. Con diferentes matices o gustos, el seleccionado no dejó de cumplir con dos premisas básicas: progreso y evolución. La etapa que se clausura hoy fue la plataforma para el Mundial.
lanacionar