El torneo Apertura. Vélez gana aunque juegue con fuego
Venció por 2 a 1 a Colón, en Liniers, con tanto poder de desequilibrio como sufrimiento, y alcanzó provisionalmente a Boca en la punta La ficha del partido
Al Vélez de estos tiempos se lo recordará por algo bastante diferente de lo que fue anoche. Equipo celoso de su equilibrio y confiabilidad, esta vez prefirió correrse hacia una versión temeraria, emparentada con el boxeador que pone la cara para que le peguen porque sabe que tiene trompada de knock-out. Colón lo arrinconó unas cuantas veces y le dejó magullones por todo el cuerpo, pero no evitó la derrota porque hoy carece de lo que al Fortín le sobra: esa íntima convicción que sólo parece una ventaja sutil pero que es el abismo entre los campeones potenciales y los competidores comunes.
Porque si hubiese que medir lo que vale uno y otro poniendo la vara en la fotografía de ayer, ¿dónde está la diferencia que se sabe entre el que suma ocho partidos sin derrotas y el que sólo le ganó a Tiro Federal? ¿Dónde, entre el que volvió a una posición que le sienta con naturalidad, la punta, y el que sigue hundido en la tabla y sin acertarle a la salida de su crisis futbolística?
Más allá de lo que lo hizo sufrir, esa actitud del campeón merece un agradecimiento del observador neutral, porque junto con la postura valiente de los santafecinos conformó un partido de los que valen la pena ver. Puede parecer una paradoja, pero no necesitó de actuaciones individuales descollantes para entretener siempre, para entregar una imagen global dinámica y de buen gusto.
Vélez es de esos equipos que no necesitan marcar grandes diferencias en el juego para llegar al gol, atributo que hoy sólo comparte con Boca. Esa virtud explica la espontaneidad de un 2-0 en 20 minutos, cuando a los 19 pudo ser perfectamente un 1-1. Todo el esmero plausible de Colón por presionar desde el comienzo y por encarar a su defensa sin inhibiciones se averió con una respuesta contundente. Enría anticipó lo lúcido que estaría toda la noche con un muy buen desborde y mejor centro atrás, y en el área apareció Centurión con tanta comodidad que remató dos veces. El primer intento lo tapó Jerez; el segundo fue a la red.
El lapso entre ese gol y el segundo dejó claras algunas cuestiones. Una, que la elección de una formación con poca marca por parte de Miguel Russo -Somoza era el único volante con neto perfil de contención- fue para Vélez exponerse a riesgos considerables. Otra, que Sessa estaba tan apto para atajadas extremas como propenso a la salida alocada y sin sentido, que puso a su arco en la cuerda floja no menos de tres veces en toda la noche. En un cruce le cometió penal a Denis sin evitar el remate del delantero al travesaño, tras un muy buen pase de Zurita. No cobrarlo fue la primera gran equivocación del árbitro Furchi entre varias que le sucederían.
Y cuando Colón se arrimaba al empate recibió el segundo mazazo, nacido en la lucidez y precisión de Gracián. La réplica tras una salvada de Cubero en el arco local le dejó la pelota al volante, que amagó el pase a Enría y despidió un derechazo al ángulo. Una exageración sólo explicable en la diferencia de categoría: Vélez no ganaba porque era mejor sino porque es mejor. Lo bueno de Colón fue que no se entregó a la resignación -lo ayudó el hándicap que le daba el sistema defensivo del campeón, más vulnerable que lo usual- y descontó con un derechazo de aire de Moreno y Fabianesi, pelota bajada de cabeza por Fuertes, con gran lucidez.
Vélez siguió descompensado entre su poder de desequilibrio, esta vez con un aporte modesto de Castromán, y la permeabilidad que lo angustió anoche. En un momento se ponía a tiro del tercer gol y a vuelta de página padecía lo indecible en el arco de Sessa. Que el destino estaría de su lado lo demostró un hecho llamativo: medio minuto después de ingresar por Centurión, Broggi salvó sobre la línea un cabezazo de Fuertes. Vélez jugó con el fuego de la inestabilidad, de quien se ufana de su potencia al punto de exponerse a angustias. Su categoría de campeón lo salvó y le recuerda a Boca, hoy en la misma línea, que no podrá dormir tranquilo.
- Dos muy reconocidos
La gente de Vélez saludó con especial reconocimiento a dos de sus hombres. Quien recuerde el recelo con que recibió al DT Russo habrá sonreido al escuchar "Que vamos a salir campeones otra vez, de la mano de Miguel". El otro ovacionado, cuando dejó la cancha, fue Lucas Castromán.
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