Víctimas de una interna voraz
La voraz interna política de Boca cobró otra presa más: Carlos Bianchi. Es curioso que sus víctimas siempre posean la envestidura de ídolo, como si ese atuendo molestara a algún personaje porque se ve privado de cierto protagonismo.
¿Pruebas? Repasemos la nómina de algunos referentes que acabaron en el patíbulo de los exiliados : Giunta, Sergio Martínez, McAllister, Navarro Montoya, Maradona, Caniggia, Fabbri, Bermúdez... Ahora le tocó al Virrey y el próximo, sin duda, será Riquelme.
La evidencia habla por sí sola. Los jugadores siempre hablan de nuevos horizontes, hartos del manoseo -Córdoba, Delgado...- Sin embargo, hay dirigentes que, tenaces, afirman: "en Boca no hay internas". Se mienten a sí mismos. Hasta el ex tesorero Orlando Salvestrini, que renunció a su cargo apuntado como uno de los responsables de la partida de Bianchi, sostuvo que "una de las causas del alejamiento del DT era la interna entre los dirigentes".
La lucha política xeneize no discrimina. Hasta se podría decir que el presidente Mauricio Macri también fue atrapado por ella sin darse cuenta. El titular xeneize deseaba que Bianchi se quedara. Se reunió infinitas veces con el DT -el último gran cónclave fue en la habitación de Macri en el hotel Intercontinental Tokio Bay, en Japón- y lo llamó otras tantas para preguntarle: "Carlos, ¿cambiaste de opinión?". Fue Macri que el se jugó por Bianchi, allá por mayo de 1998, cuando la mayoría estaba en contra porque se trataba de un DT que no tenía un vínculo sanguíneo con el club.
El pecado de Macri fue no reconocer que hay divisiones, como lo hizo Gregorio Zidar, vicepresidente, y Salvestrini. Si bien es el que toma las decisiones finales y puede conseguir o hacer ver unanimidad de criterios en la comisión directiva, Bianchi no quería convivir con dirigentes doble discursistas.
Es obvio que la falta de respeto de algunos dirigentes no fue la única causa. Bianchi también se marcha porque el ciclo no da para más. Ya lo ganó todo.
Ahora, mientras el DT prepara la despedida para el 16 del actual, en la Bombonera, los dirigentes se señalan diciéndose "vos tenés la culpa", convulsionados por un presente que hace 79 días parecía imposible de imaginar.
Así concluye el ciclo más exitoso de la historia de Boca. Entre las lágrimas y la bronca de Bianchi, el desencanto de Macri y la felicidad de esa interna devoradora.