Vivas y el dolor de la profesión desprotegida: “Mirá el caso de Arruabarrena; ni los ídolos se salvan”
“El dirigente te corta cuando quiere y el gremio no te respalda”, dispara el DT tras ser desplazado en Banfield; fuerte crítica a la Asociación de Técnicos: “Nunca se preocupan”
No fue una noche sencilla. Agustín se pasó temprano a la cama de los padres y ya fue imposible descansar. Esta vez no había que programar una rutina de mil centros al segundo palo, pero Claudio Vivas igual vive con intensidad su primer mañana como técnico desempleado. Lo guían las emociones. Angustia, bronca e impotencia aparecen en un discurso que se esfuerza por cuidar. Está herido. Algunas horas más tarde, el hombre que rompió en llanto en el Monumental sigue vulnerable. Siente que es injusto haberse quedado sin trabajo. Siente que su profesión convive con naturalidad con la locura.
–Al final del torneo anterior no volviste a dirigir las inferiores como habías adelantado y te quedaste en primera. ¿Te tentaron las luces del centro?
–Es cierto que yo había dicho que volvía a las inferiores, pero mi decisión pasó a ser coherente ante la posibilidad de dirigir a un equipo que en un 60-65% estaba conformado por jóvenes y primeros contratos. Nadie mejor para llevar el proyecto que un DT formador que apuesta por los jóvenes. Quizá las luces me convocaron, pero tenía una explicación coherente. Si en junio próximo llegaban 10 o 12 refuerzos de primera y yo seguía al frente del equipo, sí hubiese sido un incoherente. Yo y mi cuerpo técnico éramos las personas ideales para llevar adelante este proceso, que era hasta mayo según lo acordado.
–¿Es una frustración para vos no afirmarte en primera? Quizá por eso te diste otra oportunidad…
–Algo de eso hay… El resultado está a la vista y todas las posibilidades que tuve en primera no arrojaron los mejores dividendos…. Pero también es cierto que tengo que definir qué es lo que quiero o qué es lo que tengo que ser. Dirigir primera en nuestro país es una materia difícil porque no se valoran otras situaciones… En Argentinos potenciamos a jóvenes que al torneo inmediato de irnos fueron campeones con Borghi; en Racing hicimos debutar a un tal Zuculini; en Instituto la primera parte fue excelente y potenciamos a jugadores como Wanchope Ábila. Y en Banfield pudimos clasificar a la Copa Sudamericana, que era el primer objetivo, y el segundo, que era darles experiencia, minutos y recorrido en primera a los jóvenes, no se pudo lograr. Pero Julio [por Falcioni] va a tener que seguir jugando con este plantel porque ahora no pueden venir refuerzos.
–¿Te protegió el presidente Eduardo Spinosa, como él dice?
–No, no. Los resultados no fueron buenos y están a la vista: de 24 puntos hicimos 7. No me escapo de eso. Pero hay que medir otras cuestiones, que tal vez para otros no sean importantes, pero para mí sí: haber logrado que jugadores del club se capitalizaran mucho y haber alcanzado una estabilidad que es producto de un estilo. De los ocho partidos, perdimos algunos, pero en ninguno fuimos superados. Tendríamos que tener algunos puntos más en esta minicampaña.
–En abril llegarán los dos clásicos con Lanús. Con Falcioni, ¿los dirigentes se cubren la espalda?
–Está a la vista… Julio tiene galardones y es el último técnico campeón de Banfield. Él tiene una espalda enorme. Si los resultados no son los deseados, es posible que él pueda absorber esa situación. De la otra manera, todos hubiéramos sido culpables. Ojalá no pase, Julio gane los dos clásicos y el equipo pueda levantar, porque es un grupo muy comprometido.
–Si decidís quedarte, ¿cómo harás para confiar en dirigentes que ya te fallaron?
–Primero tengo que definir qué quiero yo. Tengo que poner en la balanza lo bueno y lo malo. Banfield confió en mí para las inferiores y luego me dieron la primera; ahora estoy un poco en duda porque había un compromiso y no se cumplió. La relación sigue siendo buena, aunque yo estoy dolido. Spinosa quiere que siga y hay mucha gente en el club que desea que termine este proyecto. Tengo que convencerme, en caso de seguir, de que el día a día va a ser bueno. Porque por más que estés abajo, hay requerimientos que debo solicitar con garantía de que se cumplan. Tengo que evaluar todo… porque este último episodio me demostró que no cumplieron con lo pactado.
–Te interrogaste con crueldad: ¿no serás bueno con los juveniles y la primera no es para vos?
–Depende desde qué lugar se lo mire. Si lo analizás desde los títulos, no gané ninguno, entonces no soy bueno para primera. Pero desde otro lugar, capaz que sí soy bueno, o estoy en la competencia. Soy un tipo que tiene excesos. Pero no me creo un fenómeno cuando gano y cuando pierdo no soy un desastre, prefiero que analicen el recorrido. Soy muy exigente y no le escapo a la crítica bienintencionada. En juveniles he hecho cosas muy buenas, el paso por Estudiantes lo demostró: lo trajimos a Ascacibar, un jugador potencialmente de selección, y Estudiantes vendió por 70/80 millones de dólares gracias a la gestión que hicimos entre 2004 y 2008.
–Por eso, un especialista en trabajos invisibles…
–Puede ser... ¿a quién le importa si sacás jugadores, no? Iván Rossi, Franco Colela, Alexis Soto, Claudio Villagra… a algunos los heredé, pero los transformé en jugadores de primera. Suena pedante, pero es la realidad.
–Troglio, Berardi, Arruabarrena, ¿nadie está a salvo?
–Es dificilísimo. Se ponen en juego otras cuestiones... Mirá el caso Arruabarrena. Ni un ídolo queda a salvo; ojalá Guillermo resista la presión de Boca, y River cuide mucho a Gallardo, que es un gran técnico.
–¿Hacen falta dirigentes valientes, que no cambien por la presión de los hinchas o la prensa?
–No podemos perder de vista la falta de cultura del pueblo, acá todos opinan de fútbol, y no estaría mal si no fuese por las sentencias: si no ganás sos un delincuente y si ganás sos el mejor del mundo. Al firmar el contrato tendría que haber una cláusula que diga "si este tipo no gana, lo echamos; si pasan tantas fechas y no gana, lo liquidamos".
–Bueno, es tácita, pero la cláusula está…
–Los técnicos necesitamos mayor protección. Estamos expuestos y nadie nos protege. Del recibo del sueldo nos sacan un porcentaje para la Asociación de Técnicos, pero la asociación nunca se preocupa por la persona, por nuestros problemas o si quedamos en la calle. A mí me echan y me tengo que arreglar. Si tengo representante, lo arregla él, y si no, tengo que convocar a un abogado o sentarme yo mismo, con todo el desgaste que eso genera. ¿Y la Asociación de Técnicos cuándo participa? Nunca, nunca. Acabo de perder un juicio en Córdoba por un episodio con un barra, y tuve que pagar… ¿Y la Asociación de Técnicos se ocupó de preguntarme cómo me sentía? Me llamó una vez la Pepona Reinaldi, del gremio cordobés, y después nunca más. ¡Perdí el juicio y le tuve que pagar a un barra por echarlo agrediéndolo verbalmente del pasillo de ingreso al vestuario! ¡A un tipo que hasta me pedía plata! ¿Y? Nada de nada de parte de la asociación. Es un mundo hipócrita.
–¿Sentís que los técnicos llevan todas las de perder?
–Sí, el dirigente te corta cuando quiere y el gremio no te respalda.
–¿Y entre ustedes se respetan? A veces, con contrato, dejan un club para irse a otro…
–Poco, poco, es verdad. Si pensamos bien, todos queremos estar dentro del círculo, y si pensamos mal… tenés razón. El otro día surgió lo del Flaco Pellegrino, hablé con él, le dije que no me gustó lo que había hecho, y me dijo que tenía el puño cerrado y de golpe lo abrió, que no se dio cuenta... Hay una nueva camada de técnicos y quizás ahí haya una esperanza.
–¿Este torneo es el más histérico en mucho tiempo?
–Está a la vista. De 30 equipos, antes de la mitad del torneo, casi un tercio de los entrenadores se fueron o los fueron. Todos los entrenadores no somos iguales; algunos hacen valer su contrato y otros se conforman con lo que les ofrecen. Necesitamos un mayor apoyo gremial…, no digo hacer un paro, a mí me gusta laburar todos los días, pero sí mayor cercanía y respaldo. Por ejemplo el gremio de los futbolistas funciona muy bien, ante dificultades o deudas, siempre responde. El entrenador también es papá, tiene familia…, pero nosotros no tenemos cobertura, ni asistencia al recién nacido, ni otros beneficios. Nosotros no tenemos nada. La profesión está distorsionada, se creen que todos son millonarios y no es así. ¿Y los técnicos del ascenso, y los de las inferiores, y los de las inferiores del ascenso que ganan dos pesos? Ésta es una profesión rara, es supervalorada o despreciada. Una profesion sin lógica.
cg/jt
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