Gallego infla el pecho
Cada día que pasa, cada partido que se juega, crece la imagen ganadora de Américo Rubén Gallego. Si de porcentajes se trata este crecimiento, el 70 por ciento le corresponde a que River no pierde y cuando gana casi siempre juega bien; el 30 restante, a que el entrenador no tiene reparos en hacerse cargo de su importancia dentro de este nuevo ciclo. A veces verborrágico, otras, gracioso, el Tolo parece estar pasando por su mejor momento como DT e infla el pecho sin importarle lo que piensen. Quizá se deba a que todavía no conoce la derrota como técnico -lleva 32 partidos invicto- y otro tanto a su personalidad avasallante.
"Les pedí a mis jugadores que hagan un último esfuerzo antes de los días que tienen de descanso y lo cumplieron. Tuvimos la suerte de ponernos en ventaja cerca del comienzo y después manejamos la pelota. Después, como siempre, tuve que empezar a hacer cambios porque algunos jugadores sienten el cansancio, en este caso fue Aimar. Saviola puso lo que tenía que poner y bueno... estamos punteros y ganamos un clásico, que para mí, en los puntos, vale doble", fue el análisis de Gallego tras la victoria ante Independiente.
"Antes del partido, dije que teníamos fallas porque atacábamos bastante; jugamos contra la delantera más goleadora y me voy contento porque mantuvimos en cero mi arco", señaló después.
"River nunca renuncia a atacar. Placente prácticamente jugó de volante por la izquierda y Gancedo más adentro. Después, cuando saqué a Coudet y puse a Alvarez fuimos más ofensivos. Mientras pueda hacer cambios y lastimar al rival, lo voy a hacer", agregó.
Con respecto a los problemas que tuvo la defensa en el primer tiempo, Gallego también se adueñó de las soluciones: "Nos estaban complicando con las pelotas largas a la espalda de Placente y le dije que no se vaya más al ataque porque Berizzo estaba amonestado y tenía ciertos problemas; con eso, lo protegí un poco y acerté bastante".
Pero el Tolo no se detuvo ahí y también copó la parada del segundo tiempo: "En la segunda parte, vi que cuando atacábamos, lastimábamos; les dije -a los jugadores- que eran sólo diez minutos los que tenían que apretar el acelerador y bueno... se dio que justo hicimos el segundo gol. El equipo se está afianzando y está jugando como yo quiero".
Con respecto a los futbolistas, además de felicitarlos, también develó la actitud paternal que tiene con algunos de ellos. "Creo que los jugadores están bien conmigo y que tenemos un buen feeling. Estoy contento con la recuperación de Ledesma -estaba lesionado-, que no lo puse antes, lo esperé y le estoy enseñando de a poco", dijo Gallego sobre el volante central, posición que ocupó él en su carrera.
Por último, dejó una perlita. Se quejó por los micrófonos de ambiente que le colocan al lado suyo en cada partido: "Eso está mal, porque se están metiendo donde no deben; el corralito es mi casa, y en mi casa no se mete nadie. La próxima vez que vea esos felpuditos -por los micrófonos- cerca mío, le voy a dar un voleo terrible".
Así es Américo Rubén Gallego, el conductor orgulloso de un River ganador.
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