Gonzalo Peillat: "El oro olímpico no debería ser un logro aislado"
El jugador de Mannheimer HC de Alemania no quiere que el hockey argentino deje pasar esta magnífica oportunidad para seguir creciendo
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Hay una foto muy especial de Gonzalo Peillat durante el podio de los Leones en Río 2016. La cámara de una agencia internacional lo tomó justo en el momento en que el defensor medía el espesor de su medalla dorada con un ojo cerrado y otro abierto, como un relojero que ajusta mecanismos con suma precisión. “En ese instante me puse a observar la medalla para ver si era real o no”, confiesa el defensor, que no olvida los 9000 argentinos que alentaron en el estadio de Deodoro para la consagración del seleccionado de hockey sobre césped ante Bélgica. Peillat, que desde el semestre pasado trasladó sus goles de córner corto al Mannheimer HC de Alemania –allí también juega su mujer, la leona Florencia Habif– consiguió prematuramente lo que todo jugador de hockey aspira. A los 24 años se podría considerar “hecho”, con un título olímpico y un tercer puesto en el último Mundial, más la consideración general como mejor tirador del mundo. Sin embargo, el conformismo deportivo no suele cuajar en el alto rendimiento, y menos en un equipo que hizo un culto de la ambición y de la búsqueda permanente por objetivos mayores.
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–¿Y ahora qué?
–Si pudiéramos repetir el título olímpico en Tokio 2020, obviamente lo firmaría hoy. Además, el sueño es salir campeón en el Mundial 2018. Pero el objetivo en estos tiempos es tratar de mantenernos y ponernos en la cabeza distintas metas, como las semifinales de la World League, que te clasifican para la Copa del Mundo, y la Copa América. El oro olímpico que obtuvimos en Río no debería ser un logro aislado, sino que tendría que movernos a seguir en lo más alto, subir a los podios y continuar nuestra lucha contra las potencias, que es lo que nos llevó a atrapar esta medalla.
–La Argentina está hoy en el 2° puesto del ranking mundial. ¿Cómo harán para generar una metamorfosis y volver a provocar sorpresa ante los rivales?
–Somos un equipo bastante impredecible en cuanto a las habilidades individuales. Si se comparan todos los seleccionados que estuvieron en Río 2016, somos el conjunto con los jugadores más habilidosos. Esta característica complica muchísimo a los europeos; incluso tuve la chance de hablar con el entrenador de Alemania y con su asistente, y ellos me decían: “Por más que pensemos cualquier sistema defensivo, ustedes siempre nos terminan complicando con un detalle, un córner corto o un tiro al arco”. Que te diga estas cosas gente de afuera es algo muy positivo. Al formar parte del equipo quizás yo no lo veo, pero cuando te lo confía así personas de afuera que saben, reaccionás.
–¿La mirada extranjera sobre la Argentina es ésa en general?
–Sí. Y que los demás equipos hablen de nosotros dice algo. Durante los Juegos Olímpicos, los entrenadores de Holanda (el argentino Maxi Caldas) y Bélgica también se refirieron a nosotros. Nos ganamos un lugar en el contexto mundial y sabemos que nos están mirando constantemente.
–¿Qué querés sumarle a tu juego a nivel individual, más allá del cambio que debe hacer la Argentina?
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–En este último tiempo, jugando en la liga alemana me di cuenta de que puedo convertirme en un jugador más ofensivo. En Alemania se juega mucho uno contra uno y los defensores son los que generan ese dos contra uno para seguir rompiendo las líneas. En el sistema argentino todavía no pudimos adoptar esa táctica, aún no sabemos encontrar los tiempos para aplicarla. Sería algo muy superador en el futuro para cambiar el esquema de juego. De esa manera, los defensores podríamos tener más recorrido en la cancha y generar ese dos contra uno con los volantes para construir más juego.
–¿Cómo es esa sensación interna de ser campeón olímpico? ¿Un estado de plenitud deportiva?
–Es una sensación permanente de felicidad. Me tocó estar apenas una semana en la Argentina al regreso de los Juegos porque enseguida partí a Alemania para incorporarme al Mannheimer HC, por eso es que en su momento no vi la repercusión del título en nuestro país. Pero estuve en diciembre para los play–offs del Metropolitano y ahí comprobé el rebote que trajo nuestro triunfo. Toda la gente nos felicitaba, quería sacarse fotos con nosotros; es algo a lo que no estamos acostumbrados. No al hecho de ser famosos, porque no lo somos, pero sí a que la gente nos reconozca, como les ocurre desde hace mucho a las Leonas. El oro es el logro máximo que puede conseguir cualquier atleta.
–¿Cómo es la vida alemana en Mannheim junto con Florencia Habif?
–Superpositiva, hace un año y medio que vivimos juntos. La pasamos muy bien, nos divertimos. Ahora que jugamos en el mismo club se hace todo mucho más fácil y compartimos las mismas cosas. Los equipos de mujeres y de hombres de la entidad se llevan muy bien, no es algo que encontrás en todos los clubes de hockey.
–Hace unos días, la nación publicó los 50 impactos históricos del deporte argentino. ¿Qué lugar creés que ocupan los Leones en la historia?
–Debemos estar ocupando un puesto muy alto. No hubo tantas medallas olímpicas doradas en el país desde que nacieron los Juegos y somos privilegiados de haber traído una de ese color para el país. Pero lo bueno es que este equipo puede dar más.
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