Importa la lucha

El auto de la Fórmula E es difícil de manejar. Por empezar, es muy inestable: tiene escasa adherencia, el balance de pesos es distinto al de un monoposto tradicional por culpa de las enormes baterías, los frenos de carbono tardan mucho en calentarse y una vez que lo hacen, empiezan a bloquearse. Alcanza la velocidad máxima de un Fórmula Renault, pero el atractivo de la categoría no es la performance del auto, sino la lucha que se genera.

Hay mucha competencia, con pilotos muy parejos y muchas posibilidades de trazar estrategias para extremar la eficiencia, que te permitan lograr buenos resultados. Lo más interesante son los lugares a los que van a correr: los paredones exacerban esa competencia, en una pista tradicional serían más aburridos.

Yo probé este coche y es raro no oír el sonido del motor. En cambio, escuchás cómo se queja el auto cuando tocás los pianitos, cómo hacen ruido las suspensiones en las curvas, el chirrido de los neumáticos. Es algo totalmente distinto a lo tradicional. Estos autos no son tanques de guerra y hay que saber cuidarlos. Los paredones son un elemento más de cuidado. Por eso andan muy bien los pilotos con antecedentes en carreras de larga duración, como mi vecino Loic Duval, que saben cómo administrar el auto.

En esta carrera voy a seguir de cerca a Sam Bird y Jean-Eric Vergne, pilotos del equipo DS, pero el hombre a batir es Sebastian Buemi, el puntero del torneo. El campeón Nelson Piquet Jr no está produciendo buenos rendimientos este año.

Correr en Fórmula E es una opción para 2017. Esta temporada debo defender el bicampeonato del WTCC, pero tengo 32 años y me gustaría correr hasta los 48...

Piloto argentino

José María López