El Gran Premio Joaquín S. de Anchorena. Ixal, un terremoto en la pista de San Isidro
De atropellada, se impuso con soltura a Bebe Brillante.
A mitad de temporada se decía que en La Plata había oculto un caballo fuera de serie. Quienes estaban en el secreto sabían que no se trataba de Team, de Chevillard ni de Tifosi. Era Ixal. Y ayer quedó al descubierto.
Ixal (Intérprete) le ganó a Bebe Brillante el Gran Premio Joaquín S. de Anchorena (G I-1600 ). Esa es la verdad objetiva. Pero si se permite agregarle algo de subjetividad podría decirse que, más que vencer a sus rivales, los fusiló.
El Ixal de ayer fue un caballo explosivo. De esos que cuando encienden la mecha y entran en combustión no dejan nada de pie a su lado El ganador, con una atropellada poderosa, logró que a sus rivales les temblara el piso. Que su onda expansiva se sintiera a lo largo de toda la recta de San Isidro.
El Anchorena se hizo una carrera para los atropelladores. De eso se encargó Di Escorpión, cuyo insostenible ritmo en la delantera le tendió una alfombra a los que venían de atrás.
Di Escorpión luchó adelante con Arquelogo como si el disco estuviera en el codo y llegó al derecho fatigado. Dos cuadras más tarde, ya estaba preso de cualquier atropellador.
De ese grupo nació Ixal y poco después lo imitaron Bebe Brillante y Ruso Tom, aunque ninguno con la misma polenta del ganador.
Ixal aprendió tácticas competitivas llevado de la mano de Jacinto Herrera, quien le enseñó dónde ubicarse en las carreras para ser más productivo. Y ayer, en San Isidro, las practicó con Carlos Fernández en la montura.
¿Qué le falta a Ixal para ser un gran caballo? Acaso un poco más de oficio y profesionalismo. Porque todavía se pone muy nervioso cuando sale a la cancha. Cuando aprenda a serenarse -y ése es trabajo para su entrenador- entonces sí estará completo.
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