Tras obtener el Apertura. "Jamás me imaginé que Boca iba a ganar el título tan fácil"
Arruabarrena es el jugador más antiguo del plantel; de los titulares, es el único que surgió de las inferiores
Rodolfo Martín Arruabarrena parece una gacela. No para de repetir el rito sagrado más deseado en el fútbol: la vuelta olímpica. Loco. Enchufado. Desenfrenado. El Vasco salta y baila al ritmo de la gente. Roberto Abbondancieri, también contagiado por el fervor, lo agarra de los pelos y lo hace estremecer, mientras lo acerca a la rueda que formó el plantel en el centro de la cancha. Ahí se escucha la dedicatoria hacia River, su archirrival.
"¡Un minuto de silencioooo...para River que esta muerto!", canta todo el plantel sin cesar, mientras una sonrisa cómplice invade sus rostros. Igual, el Vasco aclara el porqué de la cargada. "Es parte del folklore del fútbol. Es un clásico que los de Boca se burlen un poquito de los de River. Pero no hay rencores para con ningún jugador. Ellos cantaron en contra nuestra cuando salieron campeones y ahora nos tocó el turno a nosotros".
La fiesta continúa, pero en intimidad. Un día después de la consagración, Arruabarrena descansa en su imponente quinta de Marcos Paz junto a Marisa, su esposa, y su hija de sólo ocho meses de vida, Camila. El lugar perfecto para festejar lo que alguna vez fue una ilusión y hoy es una dulce y feliz realidad.
"Todavía me tiembla el pulso. Lo que viví en la Bombonera es indescriptible, pero una de las cosas más lindas de la tarde fue cuando entré con mi beba en brazos. Será por siempre una imagen imborrable."
Atrás, en el archivo de los recuerdos, quedaron aquellas mañanas cuando se levantaba al alba para tomarse el colectivo de la línea 136 para llegar a Merlo y de allí uno que lo alcanzara hasta la Candela."En 1986 asistí a una prueba y quedé como delantero. Recién en la prenovena me pusieron de tres. Después, sólo hice la novena y la octava, porque en 1991 Silvio Marzolini me promovió a la cuarta. Siempre dije que mi mayor virtud fue aprovechar mis oportunidades. Para estar en Boca hay que tener cualidades, si no te pegan una patada y te echan." Por eso no fue casualidad que el Maestro Tábarez lo convocara entrenarse con la primera a fines de 1992. "El último mes practiqué con el equipo que ganó el Apertura de ese año, pero ni pude integrar el banco de suplentes. Sólo jugué en la reserva."
El Vasco, a los 23 años, es uno de los jugadores más jóvenes del equipo y, a su vez, uno de los más veteranos de la institución. Qué paradoja, más de 12 almanaques tuvieron que quedar en la historia para que gritara ¡campeón!
"Y pensar que en la temporada 96/97 los dirigentes me quisieron vender a Huracán, pero yo me negué. Me decían que no tenía problemas por el descenso, que el Banco Patricios era el garante. Igual, no me comí el verso . Mirá lo que me hubiese perdido si les hacía caso", comenta.
-En el Apertura 95 llevaban mucha ventaja y perdieron el título. ¿Pensante que podía repetirse la historia en este torneo?
-No se me cruzó por la cabeza. No porque estuviera agrandado, pero este equipo tenía la estampa de campeón.
-¿Imaginabas que Boca iba a ganar el certamen con tanta facilidad?
-Si uno hace cuentas, sorprende que hayamos sacado nueve puntos de diferencia. Jamás me imaginé que Boca iba a ganar el título tan fácil. No porque nosotros no nos hayamos roto la espalda trabajando, sino porque sobre el final no hubo mucha oposición.
-Muchos afirman que Boca sólo es campeón de un torneo mediocre. ¿Lo ves así?
-Yo les diría a los críticos que no den más vueltas: Boca es un campeón legítimo y hay que reconocerlo. Boca no robó nada, sólo supo ser el equipo más regular, el más contundente, el más ordenado, y por eso ganó el Apertura.
-¿Este título es una revancha del que perdieron a manos de River el año último?
-Puede decirse que sí. No hay nada más doloroso que perder el campeonato por un punto.
-¿Hoy podés dormir tranquilo?
-Ahora sí. La misión está cumplida.
Antes, Rodolfo Arruabarrena , cuando Boca fue subcampeón, no quería sonreír ante las cámaras. Por esos tiempos, en sus vacaciones en Mar del Plata, decía: "No me saquen sonriendo porque no quiero que la hinchada piense que la paso de 10 cuando Boca acaba de perder el torneo con River". Hoy, el Vasco puede darle rienda suelta a su felicidad.
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