Juan Martín Del Potro igualó a Nalbandian y no frena su marcha: hoy, ante Robin Haase
Alcanzó al cordobés en cantidad de éxitos y se acerca al Masters; desde las 7, los octavos de final de París Bercy
Juan Martín del Potro se asemeja a un tren de alta velocidad con destino a Londres. El tandilense, que en París Bercy está compitiendo por quinta semana consecutiva, continúa haciendo todo lo que está a su alcance para clasificarse a la Copa de Maestros (del 12 al 19 de este mes, en el O2 Arena londinense). Además, cuenta con el gran beneficio de que sus adversarios hacia ese exclusivo objetivo de fin de año, lo ayudan y mucho. El tandilense debutó ayer en el último Masters 1000 de la temporada con mucha autoridad: en apenas una hora y dos minutos, superó por 6-2 y 6-2 al portugués Joao Sousa (58º).
En el court número 1 del Palais Omnisports, el actual 17º del ranking se lució golpeando reveses de dos manos paralelos (algo que hasta no hace mucho tiempo parecía imposible) y martilló a Sousa con su poderoso saque (anotó 9 aces y ganó el 88% de los puntos con el primer servicio). De este modo, el jugador que desde el último Abierto de los Estados Unidos está siendo entrenado por el ex doblista Sebastián Prieto, sumó su victoria ATP número 383, igualando al cordobés David Nalbandian en el segundo escalón de los máximos ganadores de la Argentina (en primer lugar, inalcanzable, obviamente se ubica Guillermo Vilas, con 958).
Si en las primeras horas de acción en París Bercy habían caído el español Pablo Carreño Busta y el estadounidense Sam Querrey, aspirantes a una de las últimas dos plazas que quedan para el Masters de Londres (ya hay seis clasificados y el belga David Goffin está muy cerca de ser el séptimo), la jornada de miércoles volvió a provocarle una sonrisa cómplice a Del Potro. Porque el sudafricano Kevin Anderson (11º en la carrera hacia el Masters) cayó por 5-7, 6-4 y 7-5 frente al español Fernando Verdasco, y porque el local Jo-Wilfried Tsonga (12º en ese propósito) se marchó de la capital francesa al perder por 2-6, 7-6 (7-4) y 6-2 ante su compatriota Julien Benneteau. Pero como si ello no fuera suficiente, hoy Del Potro no deberá jugar ante el alemán Alexander Zverev (4º del tour), lo que hubiera representado un gran riesgo en su marcha. En su desafío por los octavos de final (desde las 7 de la Argentina), Del Potro se enfrentará con el holandés Robin Haase (venció 3-6, 6-2 y 6-2 a Zverev, una de las joyas de la nueva generación), a quien le ganó los tres partidos previos: Wimbledon 2012, Basilea 2016 y Miami 2017.
Para jugar su quinto Masters (participó en 2008, 2009, 2012 y 2013), el argentino necesita, al menos, los 380 puntos que embolsaría por llegar a las semifinales, como para superar a Carreño Busta, el último virtualmente clasificado. Claro que si cae en esa instancia, además, el francés Lucas Pouille no tendría que ganar el trofeo. Ganando el título en París Bercy (sería su primer trofeo de la categoría MAsters 1000), naturalmente, Del Potro se asegura un lugar en Londres.
Hasta el último US Open, la temporada de Del Potro era pobre. Pero a partir de Flushing Meadows construyó un sprint furioso que lo quitó del puesto 47º de la carrera a Londres, para dejarlo con muy buenas chances de clasificación. Desde su primer triunfo en el último Grand Slam del año, frente al suizo Henri Laaksonen, hasta el de ayer contra Sousa, Del Potro consiguió 20 victorias y perdió cuatro partidos. Cansado, pero impulsado por la motivación, el tandilense no frena su marcha. Al año le quedan pocos capítulos, pero él parece dispuesto a escribir varios de ellos.
La graduación de Schwartzman
Diego Schwartzman finalizó la mejor temporada de su carrera. Formado en Náutico Hacoaj, experimentó la austeridad económica y las limitaciones deportivas en sus inicios (y de más grande también), y por ello saborea los buenos momentos con mayor emoción. A Schwartzman todo le costó el doble; siempre. Y terminar el año entre las mejores 25 raquetas del planeta es un premio a su sacrificio, a sus ganas de evolucionar. Entrenado por Juan Ignacio Chela y Leonardo Olguín, y preparado físicamente por Martiniano Orazi (ex PF de Juan Martín del Potro), el Peque buscó perfeccionarse en todas sus áreas y lo consiguió. En el último partido del año, perdió en la segunda rueda de París Bercy frente al estadounidense John Isner (11º). Y lo hizo luchando hasta último momento; el resultado fue 7-6 (7-2), 6-7 (11-13) y 6-3, en dos horas y 34 minutos. Además, dio espectáculo: ganó un punto espectacular, pasando la raqueta por atrás de su cuerpo luego de una volea de Isner que parecía fulminante. El video del acrobático golpe se viralizó hasta el cansancio en las redes sociales y muchos deportistas famosos –Manu Ginóbili, uno de ellos– se maravillaron.
Schwartzman, el más bajo del tour (1,70 metro) terminó el año con 39 victorias (en 2016 había ganado 17) y 28 derrotas. Alcanzó por primera vez los cuartos de final de Grand Slam (US Open) y de Masters 1000 (Montecarlo y Canadá); venció a top 10 (Dominic Thiem y Marin Cilic) y jugó una final de ATP (Amberes; perdió frente a Jo-Wilfried Tsonga). Su momento más triste fue, sin dudas, la derrota frente al kazako Mikhail Kukushkin, en Astana, que desencadenó el descenso del equipo de Copa Davis a la Zona Americana. Pero 2017 será recordado por el año en el que Schwartzman empezó a hacer ruido en las grandes ligas.
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