Opinión. La antorcha, entre su simbolismo y el sentimiento
Viene siendo tortuoso el recorrido de la antorcha olímpica por el mundo. Sobre los motivos de las reacciones ya se ha escrito bastante, y el tema es más que claro. La cuestión es que mañana será Buenos Aires la anfitriona, un motivo de orgullo, sobre todo para quienes sienten el espíritu olímpico; difícil, como tantas otras cosas en la vida, de explicar. Son sensaciones únicas e indescriptibles.
Complejo también es anticipar o prever si las imágenes que darán la vuelta al planeta durante poco más de dos horas serán de mero recorrido, entre Costanera Sur y el Club Hípico Argentino, con la emoción y alegría de los portadores de la antorcha, o si habrá manifestaciones y/o interrupciones. Siendo nuestro país tan impredecible, oportunista, corrupto y malintencionado, nadie puede garantizar que las únicas y eventuales muestras de repudio puedan provenir en reclamo por los derechos humanos en China. Desde el Comité Olímpico Argentino espera una respuesta positiva, que se aproveche la ocasión en el buen sentido. Claro, una cosa son los deseos y otra las realidades.
Paralelamente a cuestiones que se develarán en las próximas horas, habrá 80 personas encargadas de llevar la antorcha. Deportistas, ex deportistas, periodistas, gente vinculada con los sponsors, personalidades. Si bien no está confirmada ciento por ciento su presencia, llamó la atención que el primer portador fuese alguien que nada tuvo que ver con el movimiento olímpico. La presencia de Diego Maradona en los listados provocó todas las reacciones previsibles y no por provenir del fútbol, que de hecho en Atenas le dio a la Argentina la primera medalla dorada después de 52 años; sin ir más lejos, también participarán del acto D Alessandro y el Kily González, campeones en Grecia.
La nómina ha repartido sus integrantes por designaciones realizadas entre el COA, la Secretaría de Deportes (57), auspiciantes (18) y organización (5). Así como hay medallistas (Sabatini, quien cerrará el recorrido; Espínola, Lange, Guerrero, Javier Conte, Oneto, Uriarte, entre otros), la eventual presencia de Maradona -que además habría condicionado su presencia a ser el primero en salir- no iba a pasar inadvertida. Mucho menos estando China de por medio, donde hasta llegó a conocérselo por Pelusa, en sus tiempos activos, y aún hoy perdura su fama deportiva.
Algunos no serán parte por estar en plena competencia en el exterior; otros por no compartir ideas; muchos por falta de cupo. Habrá inexplicables faltantes, como algún campeón de básquetbol de 2004, al menos uno de los que juegan aquí (Leo Gutiérrez); o un maratonista del relieve de Osvaldo Suárez. ¡Tantos son! ¿Entenderá y valorará Maradona, si es que participa, la distinción que se le confirió? Ojalá. Lo que igualmente no mitigará la desilusión de muchas manos vacías que alguna vez vibraron al ritmo olímpico.