Punto de vista. La disciplina equiparó al brillo
El estruendo se advirtió desde lejos. Otro gigante cayó y levantó gran polvareda en la Eurocopa de Portugal: Francia, que ayer quedó eliminado en los cuartos de final ante Grecia, que se impuso por 1 a 0. El seleccionado campeón del mundo en 1998 y defensor del título se agregó en la lista de las frustraciones que ya integraban España, Italia –ambos ni siquiera superaron la primera etapa–, Alemania e Inglaterra.
El conjunto inglés compartió la misma decepción, pero quizá se llevó la carga menos pesada: perdió por penales frente a Portugal, dueño de casa y uno de los candidatos. Y, además, descubrió el talento de Wayne Rooney, un delantero de 18 años que provocó admiración a cada paso, a cada gol. Ante un panorama tan oscuro... algo es algo.
Se buscan y se buscarán explicaciones durante un buen rato. Una de las miradas le apuntará a las respectivas ligas locales. Esas que año tras año concentran la atención de todo el mundo y que se nutren de las figuras de los puntos más remotos. Siempre se habla del poderío de los billetes y del brillo que le aportan las estrellas. Pero esos mismos futbolistas de elite casi siempre opacan a los jugadores locales y, como efecto secundario, dejan desnudos a los seleccionados, con integrantes con menos roce y menos minutos de juego.
Las voces de los protagonistas no deberán ser desatendidas. La mayoría coincidió en un aspecto: el desgaste físico por las exigencias de los principales torneos. "Nos vamos a casa con los más grandes, Italia, España y Alemania. No es una coincidencia. Necesitamos vacaciones", se quejó el francés Robert Pires.
Una perspectiva desde el otro lado del campo también será necesaria. ¿Por qué triunfan los rivales con menos poderío? Porque el sacrificio, el orden y la disciplina fueron argumentos válidos –pese a las quejas– y suficientes y, en varios casos, equipararon las fuerzas. Aquí está el principal inconveniente: los más grandes se encontraron ante un jeroglífico aún sin resolución.
Los DT Sáez, Trappattoni, Voeller y Santini dejaron sus cargos. España, Italia, Alemania y Francia tendrán que adaptarse al nuevo panorama que domina en Europa.
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