La hora de la verdad para Boca: busca las semifinales de la Copa Libertadores entre el desafío y la urgencia
Llegó la hora de la verdad. La que todos los hinchas de Boca esperaban por sobre cualquier otra cosa. Porque la Copa Libertadores es una prioridad para un club que quiere sacarse las espinas que se incrustaron en las últimas participaciones, necesita desahogarse con el grito de campeón de América tras once años. Para no desviarse por otro camino de decepción, esta noche debe concretar un nuevo paso hacia ese anhelo. Desde ayer, el plantel está instalado en Brasil, listo para protagonizar, a partir de las 21.45, ante Cruzeiro, la batalla de Belo Horizonte en busca de las semifinales, después del triunfo 2-0 que festejó en la Bombonera.
Ser uno de los cuatro mejores equipos del continente abriría por fin las puertas de una revancha que se desea con fervor, luego de aquella noche gris del 14 de julio de 2016, la de la eliminación impensada ante el humilde Independiente del Valle de Ecuador, casualmente en la misma instancia. Para hombres como Carlos Tevez, Cristian Pavón, Pablo Pérez, Darío Benedetto y Leonardo Jara –los dos últimos se recuperan de lesiones pero acompañan al grupo–, algunos de los futbolistas que jugaron aquel cruce y que en el presente siguen vistiendo la camiseta de los xeneizes, significa la oportunidad de reivindicarse y reescribir la historia.
También para el propio Guillermo Barros Schelotto, tan cuestionado por la mala utilización de sus abundantes recursos, una crítica que de a poco se expande por las tribunas. Como el fútbol consta de resultados, si termina levantando el trofeo, aquellos rumores se convertirán en alabanzas. No obstante, en el balance general de su ciclo, disputar dos semifinales de Copa Libertadores en las dos ocasiones en las que estuvo al frente de la dirección técnica no sería poco para el Mellizo.
De todas maneras, la resolución de estas instancias decisivas no influiría en su futuro como entrenador de Boca. Tanto en lo bueno como en lo malo. Porque todo indica que, aún siendo campeones de la competición sudamericana más importante, Guillermo y Gustavo dejarían el cargo a fin de año, con la finalización de sus contratos. Resta saber si hoy, ante un mal resultado, otra vez inesperado por la ventaja considerable del primer encuentro, no pegan el portazo con antelación.
Lo concreto es que superar a Cruzeiro, un rival que asustó a muchos con su rendimiento en la etapa de grupos y se convirtió en candidato, provocará que Boca vuelva a nacer. No desde lo futbolístico, un constante déficit del ciclo Barros Schelotto, sino desde el espíritu. Porque encontrará aire después de una crisis que golpeó fuerte y en simultáneo: la caída en el superclásico y la eliminación de la Copa Argentina ante Gimnasia, cuatro días después. Entonces, escaparse de esas dos desventuras a través de lo que significaría una enorme alegría, lo motivará.
También se trata de la oportunidad de volver a ser. De sentarse en la mesa de los grandes del continente que definirán quién es el campeón –ya esperan River y el campeón defensor Gremio– y de poner sobre ella la mística copera característica de su historia internacional. Boca puede sufrir las otras competiciones, pero si mantiene su rumbo en el torneo más complicado y de mayor jerarquía se valorará todavía más.
"Que River se haya clasificado no significa nada para nosotros. Al contrario, desde que ganó, estamos mucho más tranquilos. Sabemos cómo somos nosotros y debemos afrontar esto que viene. Estamos muy bien", expresó Pavón antes del vuelo que trasladó a la delegación a Belo Horizonte. Ese es otro punto que merodea en el Mundo Boca. Porque aunque Kichán hable de serenidad, el triunfo de los millonarios sobre Independiente en realidad se trata de una presión extra.
Se transitan momentos en lo que parecía establecido desde la década anterior, ahora es totalmente inverso. River cambió la perspectiva y ahora disfruta y entiende cómo se deben jugar los certámenes continentales, mientras que para Boca se convirtieron en constantes dolores de cabeza. Y si el clásico rival cumple con sus objetivos y sigue avanzando, es inevitable considerar que el xeneize tiene la obligación de estar a la par. Por eso, la eliminación traería malos humores con la vista puesta lo propio y lo ajeno.
Por eso, para no escaparle a esa responsabilidad, Guillermo consideró que para superar estos cuartos de final era importante tener en cuenta, en el armado de su equipo, ciertos detalles que pueden sentenciar la historia a favor. Por ejemplo, la inclusión de Emmanuel Mas: un lateral que no avanza demasiado y que tiene más altura que Lucas Olaza para prevenir la cantidad de centros que seguramente sobrecarguen el área de Agustín Rossi; un mediocampo batallador con Pablo Pérez, Nández y Barrios, y la confianza en Sebastián Villa para que con su potencia y velocidad aporte, junto a Pavón, el 7 bravo, un trabajo desgastante sobre las bandas en contraataques y retroceso.
De la clasificación dependerá lo que puede pasar con Carlos Lampe, el arquero por el que Boca ya hizo las gestiones y se decidió a contratar, para reemplazar al lesionado Esteban Andrada. Con optimismo, el presidente Daniel Angelici, que es parte de la delegación– ya tiene el contrato –a préstamo– listo para que el guardameta boliviano, de 31 años, actualmente en Huachipato, de Chile, ponga su firma.
Con la victoria del domingo pasado ante Colón, en Boca tomaron otro semblante. Y para esta noche hay mucha fe depositada.